Estatua de Miguel de Fuenllana – Parque Histórico de San Sebastian
En sus 500 años de historia Navalcarnero ha dado muchos hijos ilustres. Variadas son las razones por las que muchos de los personajes que a continuación detallamos han pasado ya a formar parte de la historia del municipio.
Locución presentando algunos de los personajes ilustres de Navalcarnero.
Dentro de este listado encontramos a grandes artistas, como Jesús Casas Gómez o Pérez Rubio, toreros como Félix Colomo, religiosos como Fernández de Velasco e incluso médicos, maestros o políticos. Alcaldes que han contribuido al desarrollo de la ciudad, como Manuel Arroyo, pero también músicos, como Miguel de Fuenllana, que han hecho de su vida arte.
Todos ellos han contribuido a convertir Navalcarnero en la ciudad que es hoy en día y por eso les recordarmos.
Empresario asturiano fundador de la Industria Española del Jabón y Productos Químicos asentada tras la Guerra Civil en la villa de Navalcarnero. En sus mejores años de trabajo y en un contexto de dura crisis económica la fábrica dió empleo a más de 300 obreros que de no tener esta ocupación hubieran engrosado las listas de la emigración. Merced a esta dedicación empresarial fue galardonado con la medalla al mérito del trabajo, siendo distinguida su fábrica con la denominación de “Empresa Ejemplar”.
El 26 de enero de 1948 la corporación quiso agradecer su aportación a la villa de Navalcarnero nombrándole Hijo Adoptivo de la misma y dando su nombre al parque municipal, hoy conocido como Parque Histórico de San Sebastián. Una distinción que le venía dada por el interés social puesto de manifiesto en su modelo empresarial. De este modo promovió la construcción en las inmediaciones de su fábrica de 100 viviendas unifamiliares para sus obreros, el barrio de Nuestra Señora de Covadonga. Además dispuso la creación de tres escuelas donde se educarían los hijos de sus empleados, dotando a los jóvenes más prometedores de becas para acceder a los estudios superiores y universitarios.
En torno a 1947 invirtió una fuerte suma de dinero en transformar un antiguo local parroquial en una sala de cine para los niños que asistían a la catequesis. Es muy probable que este local fuera el de la capilla o ermita de la Veracruz. También donó varias cantidades para rehabilitar y mejorar la ornamentación de la iglesia parroquial dañada tras la Guerra Civil; y para asistir a los pobres de la localidad. Por todo ello el obispado de Madrid-Alcalá le concedió el título de “protector insigne de la parroquia de Navalcarnero”.
Tanto en los proyectos de la Fábrica de Jabón como de la restauración de la iglesia fue asistido por el arquitecto Luis M. Feduchi (1901-1975).
Nacimiento: ¿Segovia?, ca. 1470 Fallecimiento: ¿Portugal?, ca. 1520
Regidor
Nada se conoce del nacimiento de este personaje que a comienzos del siglo XVI era procurador de Segovia y cuidaba de los territorios del sexmo de Casarrubios propiedad de la metrópoli castellana. No tardaría en avecindarse en la nueva fundación de Navalcarnero, de la que llegaría a ser su regidor. En 1520 acudió con veinte hombres armados a la llamada de Segovia, uniéndose al ejército comunero. Bajo el mando de Juan Bravo se distinguió en las escaramuzas de Medina del Campo y en el asedio de Torrelobatón. El 21 de abril de 1521 participó en la batalla de Villalar en la que las huestes rebeldes sucumbieron ante las tropas imperiales. Fue hecho prisionero junto con los célebres cabecillas del movimiento Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. Se salvó de una muerte segura escapando de sus captores cuando era conducido al castillo de Villalba. Huyó a Portugal donde se pierde su rastro.
Sus padres y sus abuelos eran naturales de San Pedro del Romeral (Cantabria). No se conoce con certeza cuándo y por qué Pedro Arroyo y Ana Ruiz Carriedo se asentaron en Navalcarnero. Lo cierto es que esta familia pronto echaría raíces en la villa hasta el punto de que Manuel llegaría a ser su alcalde (1882-1884) y diputado provincial del distrito (finales s. XIX- principios s. XX). Fue un firme valedor de los intereses del municipio ante las autoridades provinciales. En 1903 la corporación le honró con una lápida de mármol como gratitud por sus gestiones a favor de la villa.
Vivió en la calle de la Iglesia número 2 con su esposa Magdalena Pérez Navarro, a la que sobrevivió. Murió en Madrid de una bronco-neumonía gripal, dejando tres huérfanos.
Nació en fecha y lugar indeterminados fruto del matrimonio entre Fernando Bausá y Francisca Agudo. Fue ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la primera promoción que salió en España de la Escuela de Ingenieros, de la que llegaría a ser su director. Proyectó y construyó la línea férrea de Aranjuez a Cuenca. Fue además director de la Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante.
Nacimiento: Navalcarnero , 08-09-1882 Fallecimiento: Madrid , 14-01-1959
Jose María Bausá Arroyo
Médico
Hijo mayor del también médico Joaquín Bausá y de Andrea Arroyo. Como su padre mantuvo una firme inclinación al periodismo que le llevó a publicar en 1898 “El estudiante, en buena colaboración con los alumnos del Colegio de Segunda Enseñanza. En los años 1912-1913 dirigió la segunda etapa de La Prosperidad, en la que escribirían los hermanos José y Pedro Blanco del Toro y Mariano Sánchez de Ocaña. Amante y aficionado a las cosas de su pueblo en 1945 escribió la Historia de Navalcarnero que no vio la luz en forma de publicación hasta 1984.
Se desconoce la fecha de su nombramiento como médico de Navalcarnero, cargo que ocuparía hasta 1921. En este año se trasladó con su familia a Madrid, después de ser nombrado médico de su beneficencia municipal. En la capital habitó en el número 30 de la calle General Díaz Porlier (hacia 1933) y en el 64 de General Pardinas, donde fallecería.
Se desposó con María del Rosario Alcalde con la que tuvo cinco hijos: Francisco (1918-1919), Rafael (-1933), Joaquín, José y María.
Hijo de José Bausá Agudo y Bernardina González Montes. Se licenció en Medicina y Cirugía, llegando a ser médico titular de Navalcarnero. Como miembro de su Junta municipal de Sanidad se distinguió en la erradicación de los brotes de cólera que surgieron en la villa en la década de los ochenta.
Fue autor del célebre Estudio médico-topográfico de la villa de Navalcarnero editado en 1886, primer compendio histórico de carácter general y descriptivo dedicado a la villa que le vio nacer. Cultivó asimismo el género periodístico en diferentes publicaciones de las que fue partícipe. En unión de Juan Manuel Rubio, publicó el periódico El Perro Chico que se distribuía gratuitamente en el Casino. También fue un asiduo colaborador de La Prosperidad, aparecida en 1885. Su pluma se dejó sentir en los periódicos Madrid cómico y El Liberal. Participó de forma activa en la asociación de sanitarios del distrito de Navalcarnero.
El 30 de junio de 1889 fue elegido miembro de la Junta local de Primera Enseñanza, dentro de la terna destinada a los padres de familia. Tras sucesivas renovaciones, se mantuvo en ella hasta su fallecimiento en 1895.
Vivió en el número 2 de la calle de la Iglesia con su esposa Andrea Arroyo Pérez (-1928), hija del diputado Manuel Arroyo, y sus tres hijos: José María (1882-1959), Ana Eulalia (1884-) y María Asunción (1886-1905). Una fatal neumonía truncó su vida cuando apenas contaba 38 años de edad.
Quiso la casualidad que naciera en tierras portuguesas, durante una visita de su madre a Monção, localidad cercana a la frontera española y a la ciudad de Vigo, de donde era natural Concepción Díez de Prado (ca. 1831-1917). Fue su padre Casildo Beotas Manrique de Lara (ca. 1833-1913), originario de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y militar de profesión.
Siendo todavía joven, Bernardino llegó a nuestra villa como médico de la cárcel del partido judicial, plaza que alcanzó en propiedad el 20 de abril de 1897. Poco tiempo después debió de ser nombrado médico titular de Navalcarnero. Fue además miembro de la Junta Municipal de Protección a la infancia y extinción de la mendicidad desde 1911, año de su creación, hasta 1927.
Con su primera mujer, Ildefonsa Sarraiz Valcárcel, tuvo tres hijos: María (1898), Josefa (1901-1941) y Luis (1901). En estos primeros años de estancia se estableció en una casa del número 26 de la calle Sebastián Muñoz. En 1907 se desposó con Consuelo Francos Vergara, natural de Madrid (1880), quien le daría otros cuatro hijos: Gerardo (1911), José (1913), Eduardo (1914) y Mariano (1916). Desde por lo menos 1909 se le localiza en el número 5 de la calle García Prieto (antigua San Juan, hoy Libertad). Fue fusilado en las proximidades de Alcorcón el 15 de octubre de 1936.
Busto de Fidel Borrajo Nacimiento: Chozas de Canales (Toledo) , 03-09-1902 Fallecimiento: Navalcarnero
Músico
Cuando apenas contaba 18 años su familia se traslada a Navalcarnero, donde echaría raíces. Compaginó su profesión de barbero con el amor por la música, heredado probablemente de su padre. En estos años ya dominaba la música de cuerda, tocando con virtuosismo la guitarra, la bandurria y el laúd.
Pero su dedicación musical le llevaría a recuperar a partir de 1942 la tradición de los antiguos bailes castellanos. En esta iniciativa contó con la colaboración de Marcelo Gómez y Paquita Navarro. Gracias a su esfuerzo se resucitaron las antiguas rondallas folklóricas de Navalcarnero.
Al mismo tiempo desarrollará una intensa actividad docente caracterizada por su particular sistema de enseñanza, basado en la traducción de la música a cifras que facilitaba la comprensión de sus alumnos. Su labor fue reconocida en 1944 con el Premio Nacional de Coros y Danzas. Un busto escultórico situado en la calle que da nombre, obra de Faustino Sanz, fue colocado en el año 2000 para honrar su memoria.
Escudo de Pedro de Buitrago. Capilla de San José. Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción. Nacimiento: Navalcarnero, 1577 Fallecimiento: Madrid , 14-03-1661
Platero de plata
Nació en el seno de una familia hidalga originaria de la tierra de Segovia. Parece probable que se formara en un taller madrileño a cuyo gremio de San Eloy pertenecería en las primeras décadas del siglo XVII, siendo elegido como uno de sus tres representantes para renovar y actualizar sus ordenanzas. En 1635, al tiempo que se cerraba la bóveda de la capilla de la Virgen de la iglesia parroquial, era alcalde de la cofradía de la Inmaculada Concepción. Fue además familiar del Santo Oficio de la Inquisición.
De su mano salieron la lámpara de la nueva capilla de la Virgen y una custodia de la cofradía del Santísimo Sacramento, ambas desaparecidas para siempre. En 1647 compró la vieja sacristía del noreste de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, para dedicarla a capilla particular bajo la advocación de San Pedro (hoy capilla de San José) y dotarla con unas capellanías valoradas en 6.000 ducados.
Nació en el seno de una familia numerosa. Desde tierna edad demostró su inclinación por el dibujo y la pintura artística desplazándose a Madrid con 12 años de edad para asistir a las clases de la Escuela de Artes y Oficios. Casi al mismo tiempo trabajó en un taller de pintura decorativa. En vísperas de la Guerra Civil se instaló de nuevo en Navalcarnero donde continuará trabajando. Al estallar la contienda será movilizado y, por sus cualidades artísticas, destinado a realizar grandes murales alegóricos de personajes políticos y militares del momento.
En los años posteriores alternará su dedicación a la pintura industrial y decorativa con su afición artística, llegando a participar en la restauración de las iglesias de Navalcarnero y Casarrubios del Monte.
Su obra, de variada naturaleza, es de inspiración clásica, realista y naturalista, aunque en los últimos años desembocó en una tendencia más impresionista. Quedó plasmada en un corpus muy amplio y de temática diversa, desde el bodegón al paisaje. Ha sido más conocido y alabado por los lienzos que recogen los temas costumbristas de Navalcarnero. Recientemente el ayuntamiento de Navalcarnero le otorgó el título de Hijo Predilecto otorgándole un caluroso homenaje.
Detalle escultura Felix Colomo Nacimiento: Navalcarnero , 21-02-1913 Fallecimiento: Madrid , 01-10-2001
Félix Colomo Díaz.
Vio sus primeras luces en una familia campesina, siendo el tercero de nueve hermanos. Como tantos niños de su época, desde muy joven le tocó trabajar para ayudar a la economía familiar. Compaginó las labores del campo con la ocupación de recadero en el Juzgado de Primera Instancia de Navalcarnero. El juez del mismo, encariñado del pequeño Félix, le llevó consigo a la capital donde había sido trasladado. Era el año 1925 y Félix sólo tenía 12 años. Pronto comenzó a trabajar como aprendiz en una tienda de Atocha, “El Millón de Corbatas” para poco tiempo después hacerlo en una lechería y panadería. La ayuda de un pariente le permitió colocarse en una carnicería de la calle de Alcalá, “La Taurina”, situada muy cerca de la antigua Plaza de Toros de Madrid.
Sería el comienzo de su afición por los toros y de su anhelo de convertirse en matador. Tras muchos sinsabores y decepciones debuta en la década de los treinta lidiando unos novillos en la plaza de Pedrosillo de los Aires. A esta novillada le seguirían otras hasta vestir su primer traje de luces en la plaza de toros de Ocaña, el 10 de agosto de 1931. Un año después alcanzó dos sonados éxitos en la plaza de Tetuán de las Victorias. Una de sus faenas más relevantes tuvo lugar el 15 de junio de 1933 en la plaza de toros de Madrid, tres días ante de que sufriera una gravísima cornada en la parte superior del muslo izquierdo.
Una segunda cogida el 13 de agosto de ese mismo año, en la plaza de toros de La Coruña, le tuvo fuera del toreo hasta el 29 de marzo de 1934, en que reapareció en la plaza de Aranjuez para tomar la alternativa. Se la dio Victoriano de la Serna, siendo testigo Luis Gómez “El Estudiante”. En este año y el siguiente alternó alguna cogida grave, como la de Bilbao de 26 de agosto de 1934, con corridas en Madrid, Lima y Caracas. Confirmó la alternativa en la capital el 23 de junio de 1935 apadrinado por Rafael Gómez “El Gallo”.
La Guerra Civil la sorprendió en Madrid. Decide irse a Navalcarnero con su familia, pero de camino es apresado por los milicianos republicanos quienes le requisan su coche. Tras pasar por varias checas recobra la libertad, toreando en la principales plazas del bando republicano. Al finalizar la Guerra vuelve a pisar la cárcel, esta vez, acusado de ser revolucionario republicano y de haber utilizado su coche en los tristes “paseos”. Un Consejo de Guerra le condenó a doce años y un día por el delito de “auxilio a la rebelión”. La pena le fue conmutada a dos años de prisión menor, gracias a que pudo demostrar que la incautación de su coche se había producido en los primeros días de la contienda. Pero no acabarían aquí sus problemas. El mundo taurino le veta, prohibiéndole torear en cualquier plaza de España.
Son años duros en los que tiene que salir adelante como sea, aunque tenga que dedicarse al estraperlo en la frontera portuguesa. Hasta el 43 no pudo torear en Madrid. Pero los tiempos habían cambiado. Toreó su última corrida el 14 de septiembre de 1947 en la madrileña plaza de Carabanchel.
La retirada de las plazas marcó el comienzo de una brillante actividad profesional en el mundo de la hostelería, en el que fue ampliamente conocido por regentar “Las cuevas de Luis Candelas” y desde 1982 “La Posada de la Villa”.
Su trayectoria en el mundo de los toros fue premiada con la Cruz de Plata al Mérito Taurino. El ayuntamiento de Navalcarnero le dedicó una escultura conmemorativa, realizada por Luis Sanguino, que se inauguró en el año 2003 en una plazoleta del paseo del Alparrache, junto a la nueva plaza que lleva su nombre.
Hijo de Juan y María, vio sus primeras luces en una familia propietaria de tierras cuyo cultivo le proporcionaba un sustento más que digno. El apellido Fuenlabrada había arraigado tiempo atrás en Navalcarnero, como demuestra la propiedad de una tumba en un espacio privilegiado de su iglesia parroquial. Citado en solitario o acompañado del Díaz, García o González, formaba parte de la historia moderna de este lugar desde los tiempos de su primitiva fundación. En las Relaciones Topográficas de Felipe II se anotaba el nombre de Juan de Fuenlabrada como uno de sus primeros pobladores, procedente de Serranillos. Las décadas siguientes conocerían a otros individuos de este linaje, cada vez más extendido, que dejarían su rastro documental en el gobierno municipal y en los libros de capellanías de la parroquia.
A pesar de permanecer soltero toda su vida, no hay ningún dato que avale su pertenencia al estamento clerical. Desde por lo menos 1655 figura en los documentos como licenciado, un grado que le vendría dado por sus estudios como jurista y que le aseguraba una formación destacada muy por encima de la que disfrutaba la mayoría de sus contemporáneos.
Su fama llegaría después de su muerte gracias a un generoso legado que marcaría el punto de partida de la construcción de una ermita que con el tiempo se convertiría en la iglesia de San José. En concreto, dejó casi mil reales para que se tallara una escultura de San José que debería adornar el humilladero de la Santa Cruz de Aparicio; y una viña para que sus frutos sirvieran para celebrar una misa en este lugar. Animados por su ejemplo y por la necesidad de celebrar esta misa en un lugar adecuado para ello, los vecinos de este barrio transformaron el viejo humilladero en una ermita que sería bendecida en 1668 con el beneplácito de las autoridades eclesiásticas de Toledo. Este templo pronto se convertiría en iglesia dando su nombre al barrio que lo rodeaba.
Personaje controvertido, inestable y polémico, natural de Torrejón, que desempeñó el cargo de vicario de Navalcarnero desde 1658 hasta su muerte el 22 de abril de 1694. Su llegada al cargo provocó una gran oposición de las fuerzas vivas de la villa ya que fue el primer vicario nombrado por el Arzobispado de Toledo que no tenía vínculos familiares o de poder con las familias locales. Se le acusó incluso de querer “regresar” a los jesuitas el dicho cargo que tantos problemas había provocado en los años anteriores.
Lo cierto es que su fuerte carácter provocaría innumerables altercados no sólo con los vecinos sino también con los jesuitas. Contrató muchas de las obras artísticas que embellecieron la iglesia parroquial en los años sesenta y setenta del siglo XVII.
Tomó posesión como maestra de una de las escuelas públicas de niñas de Navalcarnero el 28 de febrero de 1897, como consecuencia de una permuta con su titular anterior, Nicanora Valverde Cortés, que pasó al destino de aquélla, en Huelma (Jaén). La solicitud de trueque fue aprobada por la Junta Local de Primera Enseñanza en la sesión del 11 de diciembre de 1896. Y el motivo no fue otro que el agrupamiento entre la citada Manuela Díez y su marido, el también maestro José Jalón Carrasco, que desde 1892 se hallaba destinado en nuestra villa. La medida reportó grandes beneficios a Navalcarnero ya que durante muchos años contaría con dos maestros de alto nivel pedagógico, cuya labor fue ampliamente reconocida por sus convecinos. El 15 de junio de 1911 fue nombrada maestra directora de la escuelas públicas graduadas, al mismo tiempo que lo era su marido.
El matrimonio habitó durante muchos años en el número 3 de la calle de la Morena (hoy Constitución), en una vivienda habilitada para los maestros. En 1924 se hallaba avecindada en el número 2 de la calle de la Alojería (hoy Jesús Casas). El ayuntamiento reconoció su larga dedicación a la enseñanza nombrándole Hija Adoptiva de Navalcarnero, según acuerdo municipal del 3 de noviembre de 1933.
Gracias a sus gestiones se sacó adelante la Real Orden del Ministerio de Fomento de 5 de agosto de 1896 en la que se concedía al concejo la posibilidad de roturar y labrar durante tres años la dehesa boyal de Mari Martín. Como agradecimiento el consistorio le dedicó una lápida que fue colocada en la sala capitular del ayuntamiento. El 20 de mayo de 1897 fue nombrado senador vitalicio.
Entre 1896 y 1933 fue director de La Época, diario por suscripción que defendía la fidelidad al régimen monárquico y a los intereses católicos, y que se distinguió por difundir la doctrina contrarrevolucionaria. Destacó por sus crónicas de sociedad conocido por el sobrenombre de “mascarilla”.
Hijo de José Fernández de Velasco y Mariana de Villacastín. Gracias a sus virtudes llegó a ser rector del Colegio Imperial de Madrid, prepósito de su Casa Profesa (1761), provincial de la provincia jesuítica de Toledo (1754-1758) y calificador del Santo Oficio de la Inquisición. La expulsión de los jesuitas le sorprendió en el Colegio Imperial desde donde sería trasladado a Cartagena. Murió en esta ciudad antes de embarcarse hacia el exilio italiano.
Su vinculación a Navalcarnero le vendría dada por haber ostentado su alcaldía mayor antes de 1736. Fue más conocido entre los lugareños como conde de Haro, título del primogénito del ducado de Frías que ostentó durante casi toda su vida al morir sin descendencia masculina. A la muerte de su padre en 1741 fue duque de Frías. Además disfrutaría del cargo de gentilhombre de cámara de Felipe V.
Fue uno de los personajes clave de la historia de la iglesia de San José, en lo que respecta al intento de crear en ella un anexo parroquial. Soportó durante varios años el peso del pleito entablado con los jesuitas del Colegio de Alcalá de Henares. Su actividad como bienhechor hay que enmarcarla en el interés por potenciar la realidad material y espiritual del templo de San José. Suyas debieron de ser las gestiones encaminadas a conseguir una reliquia de Santa Bárbara con su auténtica apostólica en 1737. De su peculio se construirían los dos retablos del crucero dedicados a Nuestra Señora de la Portería y San Bernardino de Siena, que se dotarían con ornamentos y libros. En 1742 conseguiría para la citada iglesia una partícula de la reliquia del báculo de San José y su unión con la basílica romana de San Juan de Letrán.
En los años siguientes el noble se alejaría progresivamente de la realidad de Navalcarnero para concentrase en sus inquietudes religiosas y en su residencia madrileña, donde murió en 1771.
Escultura de Miguel de Fuenllana. Parque Histórico de San Sebastián. Nacimiento: Navalcarnero, ca. 1500 Fallecimiento: ca. 1579
Músico
Nació ciego en Navalcarnero a principios del siglo XVI. Destacó como músico de cámara de la marquesa de Tarifa y de la reina Isabel de Valois. Fue el autor del tratado de música para vihuela titulado Orphenica Lyra (Sevilla, 1554) y dedicado a Felipe II. Contiene fantasías originales del propio Fuenllana y transcripciones de piezas compuestas por Vásquez, Morales, Guerrero y algunos célebres compositores de los Países Bajos. Su obra ocupa un lugar destacado en la historia de la música española por su ingenio a la hora de encontrar el acorde y el contrapunto aptos para acompañar la melodía popular, anunciando así el advenimiento de la melodía acompañada de los italianos.
Desde el mes de abril de 1625 dirigió los trabajos de construcción de la capilla de la Inmaculada Concepción de la iglesia parroquial tras la muerte de Juan Martínez Encabo. Bajo su dirección se terminaría de cerrar la bóveda de esta capilla (1635) y de levantar su sacristía. Está documentada su presencia en esta fábrica hasta por lo menos 1645.
En la década de los treinta mantuvo una actividad muy importante en las Obras Reales siempre a la vera del maestro de obras Cristóbal de Aguilera y del arquitecto Alonso Carbonel. Participó en 1633 en la junta de maestros convocada por este último y Giovanni Battista Crescenzi para dictaminar sobre la solidez de los muros recién construidos de la plaza principal del Buen Retiro. En este mismo Sitio fue reclamado por la parte de los contratistas para realizar la tasación de las obras hidráulicas del Río Chico (1635) y de la ermita de San Bruno (1634-1635). Asimismo fue reclamado por Aguilera para tasar la obra construida en la iglesia y convento de dominicas de Loeches, trazado por Carbonel. Su actividad como tasador continuaría en los años siguientes en obras como la Torre de la Parada (1637), el Salón Dorado del Alcázar de Madrid (1640) o la capilla mayor del madrileño convento del Carmen (1640).
Miembro de la comisión gestora que gobernó el municipio bajo la autoridad del militar Carlos Asensio Cabanillas desde la entrada de las tropas nacionales en Navalcarnero el 21 de octubre de 1936. Su presencia en el consistorio se prolongaría a lo largo de los años 1937, 1938 y 1939, estos dos últimos como segundo teniente-alcalde. Su nombre figura en una placa conmemorativa situada en el camarín de la capilla de la Virgen por ser su bienhechor al aportar los fondos necesarios para restaurar el altar de plata repujada de la Patrona. Tal vez como agradecimiento a estas donaciones, la corporación municipal acordó dedicarle una calle en la sesión celebrada el 27 de abril de 1950, poco tiempo después de su muerte. La vieja denominación de barrio de los Castines fue suprimida en beneficio de la creación de tres nuevas calles: las de Santiago García Vicuña, Castines y Corta.
Su biografía sirve de ejemplo para ilustrar el fenómeno de las beatas, que desde por lo menos 1598 hasta 1702 existieron en Navalcarnero en estrecha relación con el Colegio de los jesuitas. Conocida es la posición de la Compañía de Jesús respecto a las fundaciones femeninas. San Ignacio no quiso cargar a la Orden con monasterios de mujeres en aras de que sus hijos tuvieran más tiempo para dedicarse a los trabajos apostólicos. Con esta limitación se organizó en nuestra villa un grupo de mujeres que, siendo laicas, quisieron compartir las virtudes del fundador. Una forma de vivir la religiosidad muy común en la sociedad del Seiscientos, que en muchos casos había sido el germen de comunidades religiosas que se habían constituido bajo una regla. La que nos ocupa nunca pasó de ser un beaterio de carácter efímero. Las noticias no son muy precisas sobre los pormenores de la vinculación religiosa que mantuvieron con los jesuitas, ni de su propia organización interna.
María de San José, hija de Bartolomé Gómez y María Sánchez, formó parte de la segunda generación de beatas que floreció en las últimas décadas del siglo XVII. Debió de abrazar esta peculiar forma de vida siendo muy joven, emulando tal vez el ejemplo de su hermana de sangre, la beata Inés de San José. En 1657 las dos hermanas e Isabel de San Juan cedieron al Colegio navalcarnereño la propiedad de una casa en la calle de San Juan, con sus cuevas y demás accesorias; de varias tierras de cultivo y de un buen número de censos. A cambio la Compañía de Jesús se comprometió a abonarles una paga anual y una cantidad que se destinaría al culto de las Cuarenta Horas. Además dos de sus padres atenderían los ministerios y las necesidades espirituales de esta pequeña comunidad que se instalaría en la casa de nuestra protagonista. En su interior mantuvieron abierto al culto, previa autorización del Arzobispado de Toledo, un oratorio bien provisto de ornamentos y de una pequeña colección de pintura. Como prueba de su amor a la Compañía, quiso que su cuerpo fuera enterrado junto a un altar dedicado a San Ignacio de Loyola, como lo estaban sus hermanas.
Hijo de Felipe González Montes y María Muñoz. Se casó en primeras nupcias con María González y en segundas con Paula Lucas Olías, sin obtener descendencia alguna. Con el dinero legado tras su muerte se construyó la casa rectoral adosada a la iglesia parroquial entre 1910 y 1911. Una placa de mármol situada en su entrada rememora su donación.
Hijo de Catalina Brunete. En el oratorio de sus casas se realizaron las velaciones entre Felipe IV y Mariana de Austria el 7 de octubre de 1649. El rey quiso agradecer este hecho concediendo a esta residencia los privilegios, exenciones y gracias asociadas a sus casas reales. Sería conocida como casa de la Cadena.
Hijo de Dionisio González Ollero y María Gutiérrez. Durante buena parte de su vida sirvió como sacerdote en la iglesia parroquial de Navalcarnero. Pasó a la historia de nuestra villa por su generosidad. Pocos meses antes de su muerte otorgó un interesante testamento en el que fundaba un hospital para asistir a los vecinos y naturales de Navalcarnero que tuvieran toda clase de enfermedades, excepto las contagiosas. Para ello mandó instaurar una memoria de 12.000 ducados de principal, con cuyas rentas se mantendría la actividad de este centro sanitario.
El Hospital de San Pedro quedó establecido junto a la ermita de la Veracruz, a pocos metros de la iglesia parroquial. Estaba regido por un cabildo presidido por un abad. Un administrador se ocupaba de cobrar y distribuir las rentas que mantenían su actividad. González Ollero fundó además una capellanía en el altar de la capilla que presidía el hospital, dedicado a San Pedro. Mandó ser enterrado a sus pies.
Escultura de Jacinto González. Parque Histórico de San Sebastián Nacimiento: Navalcarnero , 12-09-1829 Fallecimiento: Madrid , 15-12-1907
Hacendado
Fue el sexto de catorce hermanos, hijos de José González y Paula Ruiz-Medrano, que verían la luz entre 1822 y 1847 en un medio familiar que, aunque modesto, no debió de conocer necesidades. Su padre era un labrador que al final de su vida trabajaba su propia hacienda.
Como alcalde (1875) Jacinto González hizo todo lo que pudo para resolver el problema acuciante del abastecimiento de aguas que limitaba el desarrollo del municipio. La falta de medios no permitió llevar a buen puerto las obras necesarias para ello. Después de abandonar el consistorio pagó de su propio peculio los gastos necesarios para descubrir el manantial de aguas de Juan de Toledo y su elevación hasta el depósito de San Sebastián con una máquina diseñada por el ingeniero Antonio Montenegro y Van-Halen. La nueva fuente de San Sebastián fue inaugurada el 16 de abril de 1876. Unas Composiciones poéticas (Madrid, 1876), dedicadas a nuestro protagonista, celebraron el acontecimiento.
La mala fortuna quiso que la fuente de San Sebastián –planteada como una explotación comercial— no alcanzara el éxito esperado entre el vecindario. Varios años de lluvias abundantes hicieron innecesaria la aportación de este caudal. La fuente cerró y el negocio causó la ruina a su propietario, quien en 1891 vendería al ayuntamiento las instalaciones y el manantial de Juan de Toledo en condiciones muy ventajosas. Así terminaría esta aventura que tanto bienestar acarrearía a los navalcarnereños en los años siguientes. Las autoridades quisieron agradecer esta aportación con una lápida conmemorativa (1899) y dando su nombre a la antigua calle de San Sebastián (1903).
Jacinto González desarrolló su carrera profesional como sastre regentado un negocio propio en la capital madrileña. Era dueño además de algunas tierras en su villa natal, que pronto tendría ocasión de incrementar con las compras de los terrenos de Juan de Toledo y San Sebastián. Falleció como consecuencia de una hemorragia cerebral en su domicilio de la calle del Ángel el 15 de diciembre de 1907. Un día después fue enterrado en el cementerio parroquial de la villa que le vio nacer.
Nacimiento: Madrid , 14-07-1922 Fallecimiento: Madrid , 03-10-1994
Promotor Deportivo
Su figura estuvo siempre asociada al mundo del deporte. En la década de los cuarenta, siendo todavía muy joven, llegó a ser jefe de deportes del distrito de Palacio en Madrid. Puso en marcha iniciativas como el trofeo “Carlos Gutiérrez para jóvenes promesas de Atletismo” o los Campeonatos nacionales de piragüismo con el descenso del río Eresma (Segovia). Compaginó estas actividades con su labor de periodista como redactor jefe de deportes en el semanario Afán.
Su primer contacto con nuestra villa data de 1953, donde no tardaría en fundar el Club Deportivo Artístico de Navalcarnero, siendo además su primer presidente. Este equipo de fútbol jugará durante sus primeros años de existencia en un campo situado en el paraje de la “Crispina”, hasta que en 1960 el propietario del terreno, Mariano González Rodríguez, lo ceda al ayuntamiento para la construcción de un nuevo campo. Desde 1977 hasta el final de sus días fue presidente de honor de este club. Además de esta aportación, su presencia sería constante en las fiestas patronales organizando competiciones deportivas.
Esta larga trayectoria al servicio del Deporte fue recompensada con la Medalla al Mérito Deportivo y la Medalla de bronce de la Delegación Nacional de Deportes.
Feliciano Hernández. Escultura patio Casa de la Cultura Nacimiento: Gallegos de Altamiros (Ávila)
Feliciano Hernández
Escultor
Vinculado con Navalcarnero desde que su familia se trasladara a esta villa en 1938. Desde temprana edad afloró su inclinación hacia las artes plásticas y en especial a la escultura, a la que pudo aficionarse en el taller de alfarería de su tío Pío y en las fraguas de hierro que visitaba. Gracias al apoyo de Ramón Pajares, personaje de gran sensibilidad para el Arte, en 1954 consiguió trasladarse a Madrid con una beca que le abriría las puertas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Tras esta etapa formativa inició sus trabajos escultóricos en hierro en la fragua de la familia Juzgado en Navalcarnero. Su calidad le permitió vender sus primeras obras bajo el patrocinio de la madrileña Galería Santa María, regentada por Luis D’Olhaberriague. Gracias a ello pudo viajar por Italia y conocer la producción escultórica de Eduardo Chillida triunfadora en la XXIX Bienal Internacional de Venecia (1958). Se inició de este modo el comienzo de su evolución hacia la abstracción en la que dominarían las calidades rugosas del hierro y la arpillera blanca.
En 1961 rehabilita el edificio de una antigua posada en Navalcarnero para instalar su taller y lugar de reunión con otros artistas. Un año después presentaría una exposición personal en la Galería Fortuny de Madrid, alcanzado un éxito entre la crítica que culminará con una adquisición de una de sus esculturas por el Museo de Arte Contemporáneo.
Sería el comienzo de la divulgación de sus obras a todos los niveles. Una nueva etapa que le permitiría viajar por Europa, conocer París y a buena parte de los artistas integrantes del grupo “El Paso”. En la década de los sesenta participaría con éxito en las bienales de París, Sao Pablo, Carrera, Venecia y Alejandría además de exponer su producción en otras galerías españolas y europeas. En 1967 traslada su taller a una amplia casa de la calle de San José de Navalcarnero.
En los años setenta su estilo escultórico caminará hacia los acabados más industriales del hierro, en el que dominarán las superficies planas, pulidas y en tensión. Tras casarse con María Álvarez, licenciada en Ciencias Políticas, y tener su primer hijo se traslada a vivir a Madrid sin dejar su taller de Navalcarnero.
En nuestra villa ha dejado varios testimonios de su obra: una escultura de hierro pintado y cables (1980) y otra más de hierro y cables (1990) en el patio principal de la Casa de Cultura; el monumento a los encierros (1996), el monumento al labrador (1998) y el escudo municipal que se exhibe en la fachada del ayuntamiento. Además supervisó la realización del Pozo Concejo, de la reconstrucción de la Casa de la Cadena y de la cruz y fuente de los Cardeñas (1997).
En el mes de agosto de 1892 tomó posesión de la plaza de maestro de niños de las escuelas públicas de Navalcarnero, donde acabaría echando raíces en compañía de su esposa y también profesora Manuela Díez Santos. Su labor fue siempre apreciada por sus superiores y por sus compañeros de profesión. No parece por ello una casualidad que en junio de 1902 fuera nombrado Habilitado de los maestros del partido judicial de Navalcarnero, puesto que ocuparía hasta 1922. En 1903 se le concedió la cruz de caballero de la orden española de Carlos III y en 1911 se hizo cargo de la dirección de las escuelas graduadas de niños en 1911.
En 1898 habitaba en la casa de los maestros de la calle del Norte (hoy Luis Zapata), en compañía de su mujer y de su hermano Calixto que estudiaba para militar. Años más tarde se trasladarían a la calle de la Morena (hoy Constitución), número 39.
Su carrera docente de más de 39 años fue reconocida en 1931 con la imposición de la medalla del trabajo. En este mismo año fue nombrado Hijo Predilecto de la villa. Fue además miembro de la Junta Municipal de Protección a la infancia y extinción de la mendicidad desde 1911 hasta el 1927. Se desconoce el lugar y las circunstancias de su muerte, que debió de suceder después de 1931 y antes de 1951, año del fallecimiento de su viuda.
Alcalde mayor de Navalcarnero nombrado por Carlos IV el 17 de febrero de 1803. El 2 de mayo de 1808 se encargó de propagar la noticia del levantamiento madrileño contra las tropas francesas a Talavera, Trujillo, Badajoz y Sevilla, con el fin de que salieran en defensa de la patria.
Cura párroco de Navalcarnero en la década de los sesenta del siglo XVI y personaje clave para el asentamiento de los jesuitas del Colegio. Natural de Toledo, se graduaría en la Universidad de Alcalá de Henares como doctor en letras humanas y sagrada teología. Pronto obtendría el curato de Borox (Toledo) y más tarde el de Navalcarnero, dependiente por aquel entonces de la vicaría de Casarrubios. Tuvo una etapa cortesana como capellán de honor de la princesa doña Juana de Portugal, hija de Carlos V. En recompensa a los servicios prestados y a su fama de buen canonista fue nombrado agente en la Corte de Roma, donde tomaría una decisión trascendental para Navalcarnero.
Movido por el amor que profesaba a la Compañía de Jesús y conocedor de las penurias y contradicciones que sus hijos soportaban en el colegio alcalaíno, el doctor Madrid se puso en contacto con las autoridades de la Orden en Roma para cederles el curato de Navalcarnero. Corría el año de 1563. Ratificado el interés de los jesuitas se dio forma legal a esta operación, que en todo momento estuvo consensuada con él. La fórmula elegida pasó por la presentación de la resigna del curato por su titular a favor de la Santa Sede, al mismo tiempo que se solicitaba el traspaso del mismo al Colegio de Alcalá de Henares. El acuerdo quedó plasmado en la primera Bula de anexión que sin mayor problema sería ratificada el 7 julio de 1563 por Pío IV (1559-1565).
Las condiciones draconianas que imponía esta Bula –en especial en lo que respecta a la propiedad de la iglesia parroquial, que pasaba a manos de los jesuitas— no fueron aceptadas por los vecinos de Navalcarnero que se opondrían con firmeza a la toma de posesión de los regulares. Fue necesaria una segunda, despachada por San Pío V en 1566, para que se suavizaran las condiciones y fueran aceptadas por los vecinos.
Del doctor Juan Bautista de la Madrid nunca más se supo en Navalcarnero. En un acto de perfecta coherencia se alistó en las filas de la Orden a la que tanto favoreció. Pocos años disfrutaría de su abultada pensión, pues fallecería en Roma en 1572 dejando como heredera universal a la Compañía de Jesús.
Cura párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Navalcarnero durante 32 años en los que dejó una honda huella entre sus convecinos por su humanidad y labor social. En reconocimiento a esta labor y por expreso deseo de los navalcarnereños se le tributó un sentido homenaje en el que se le concedió a título póstumo la medalla de Hijo Adoptivo. Asimismo se le dedicó una escultura de José Torres Guardia situada en el atrio de la iglesia. Su cuerpo descansa bajo una lápida en la capilla de la Virgen.
Maestro de obras natural de Navalcarnero y contratista desde 1619 hasta 1625 de la fábrica de la capilla de la Virgen en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Las primeras noticias le sitúan trabajando a finales del siglo XVI en el claustro del convento de Santo Domingo de Guadalajara. En 1596 se detecta su presencia por primera vez en la Ciudad Imperial. A partir de este año contrataría la ejecución de múltiples obras de arquitectura en la capital y en diversos lugares de su Arzobispado: las reformas de la Red del Pescado de la plaza mayor de Toledo (1596 y 1601); la finalización de la iglesia parroquial de Carmena (Toledo), tarea que se prolongaría desde 1598 hasta 1606; las reparaciones del cuarto de verano del palacio arzobispal (1600); y las obras en la iglesia conventual de San Antonio de Padua (1607), de los franciscanos descalzos “Gilitos” (1610-1618), del cuarto de los Mínimos de la Vega (1612-1614) y de los reparos en la parroquial de Santo Tomé de Toledo (1614). Esta dedicación en tierras toledanas no le impidió contratar en Madrid la obra de la iglesia del convento de la Merced (1603), donde trabajaría a las órdenes de Juan Bautista Monegro. Dos años después –esta vez según el proyecto de Nicolás de Vergara el Mozo, maestro mayor del arzobispado de Toledo— contrataría el templo toledano de los dominicos de San Pedro Mártir. Y cuando en 1619 se encargó de la capilla de Navalcarnero, haría lo propio en la obra de la sacristía y coro de la iglesia del Hospital de la Caridad de Illescas (Toledo). En esos mismos años figuraba en diferentes informes e intervenciones de su especialidad como alarife de la ciudad de Toledo.
Hijo de Luciano de la Morena, propietario de tierras y labrador, y de Úrsula Hilariona María Rodríguez. Testó el 5 de julio de 1892 ante Joaquín Moreno Caballero, dejando al municipio una casa para refugio y albergue de pobres desvalidos en la calle de San Roque, en cuya fachada se colocó una inscripción alusiva al legado. Tenía su residencia familiar en la calle de San Cosme (hoy Constitución), número 2.
Uno de los primeros vicarios que ejerció en Navalcarnero desde por lo menos 1604 hasta su fallecimiento. Fue además comisario del Santo Oficio de la Inquisición. Dejó prevista tras su muerte la fundación de unas memorias pías que servirían para dotar la carrera estudiantil y el ingreso en religión de sus parientes, hombres y mujeres respectivamente. Con el resto de su hacienda quiso que sus herederos levantaran un convento de monjas o en su defecto, si no alcanzaban las rentas, fundar una capilla en la parroquial donde descansarían sus restos. Hasta el año 1672 no se cumpliría su voluntad en lo que respecta a esto último. Al no haber dinero suficiente para una fundación conventual se optó por la fabricación de un retablo dedicado al Cristo de la Salud y que todavía se conserva –bajo una advocación distinta, dedicado a la Virgen del Pilar— en el nave de la Epístola de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Pintor de cámara de Carlos II que nació en alguno de los pueblos o villas de la tierra de Segovia hacia 1654. El también pintor y su coetáneo Antonio Palomino le hace natural de Navalcarnero en su Parnaso Español Pintoresco y Laureado (1724), información que no ha podido ser corroborada satisfactoriamente en los libros parroquiales de Navalcarnero. Sea como fuere, desde entonces se le ha tenido como hijo de la villa y se le han atribuido algunas pinturas de la iglesia de la Asunción, en este caso, sin ninguna base documental.
Lo cierto es que un joven de 12 años de edad llamado Sebastián Muñoz y vecino de Casarrubios del Monte (Toledo) fue puesto como aprendiz en el taller toledano del pintor Hipólito de Torres el 29 de enero de 1670. Pudo ser el mismo que con los años se formaría en la Corte con Claudio Coello y que en fecha impreciso viajó a Roma a completar su formación como pintor. En la Ciudad Eterna participó junto con otros pintores españoles en el intento frustrado de creación de una academia de pintura de la nación española. Asimismo frecuentó el taller de Carlo Maratta.
En torno a 1684 volvió a la Península colaborando con Coello en las decoraciones del Colegio de la Mantería de los agustinos observantes de Zaragoza. Un año después se trasladaba a Madrid donde trabajaría en las pinturas murales –ya desaparecidas— del Alcázar, en concreto, en las habitaciones de la reina y en la Galería del Cierzo. De este periodo su obra más importante fue el lienzo del Funeral de la reina María Luisa hoy conservado en la Hispanic Society of America de Nueva York.
En 1688 sería nombrado pintor de cámara del rey Carlos II, cargo que disfrutaría poco tiempo pues fallecería el 20 de marzo de 1690 como consecuencia de una caída desde el andamio cuando retocaba unas pinturas en las bóvedas de la iglesia del convento de Nuestra Señora de Atocha.
Fue a finales del siglo XIX cuando el ayuntamiento de Navalcarnero quiso recuperar la figura del pintor Sebastián Muñoz como hijo ilustre de la villa a solicitud de don Ramón Sánchez de Ocaña. La corporación municipal decidió en 1880 dedicarle una calle, la antigua denominada Empedrada, una lápida conmemorativa; y sacar una copia de su autorretrato que se conservaba en el Museo del Prado. Está última fue realizada por el también pintor Antonio Pérez Rubio (1822-1888). En ese mismo año se editaron unos Apuntes biográficos de Sebastián Muñoz, natural de Navalcarnero escritos por el citado Sánchez de Ocaña.
En definitiva, fuera o no natural de esta villa, la recuperación de su figura se produjo a partir de 1880 sobre la base un tanto insegura de la información ofrecida por Antonio Palomino, pintor que –nos consta documentalmente— trabajó en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y tal vez también en la ermita de la Vera Cruz de Navalcarnero.
Hija de Lucas Navarro y Mariano Colomo. Desde temprana edad manifestó una clara inclinación hacia la vida religiosa y espiritual. A pesar de haber hecho voto de castidad, no llegó a profesar en ninguna orden religiosa. Tal vez debido al contacto e influencia de los PP. jesuitas del Colegio manifestó un afecto especial a la figura y al ideario de San Ignacio de Loyola. Esta inclinación le acerca al perfil de las beatas que a lo largo del siglo XVII y principios del XVIII llevaron una vida comunitaria bajo el amparo de los ignacianos. Sea como fuere, nuestra protagonista nunca pertenecería a una comunidad de este tipo, viviendo una religiosidad personal e íntima llena de obras de mortificación. Tras una larga enfermedad falleció en nuestra villa el 8 de febrero de 1753.
Lo cierto es que fue la primera mujer de Navalcarnero a quien se le dedicó una biografía impresa, escrita por la pluma anónima de su confesor. Vería la luz el mismo año de su muerte bajo el título Breve resumen de la vida, y virtudes de Francisca Navarro, natural de Navalcarnero (imprenta Francisco Xavier García, Madrid).
Llegó a nuestra villa hacia 1892, siendo su párroco y arcipreste hasta su muerte. Dejó todos sus bienes a los necesitados de la villa. Una placa de mármol escrita en latín y situada en la sacristía de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción recuerda su figura.
Bienhechora del frontal y ángeles de plata que decoran el retablo de la Virgen. De su peculio también salieron en 1757 28.200 reales en oro y plata, 363 arrobas de mosto, 27 y ½ de vinagre, dos cajas y dos cucharas de plata que sirvieron para pagar la construcción de la carroza de la Virgen.
Tuvo su primera formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid al amparo de Juan Antonio y Carlos de Ribera. Hombre de condición bohemia, noctámbulo y de tertulia mantuvo una existencia modesta malviviendo de su trabajo como pintor.
Casi de forma continuada participó con escaso éxito en la exposiciones nacionales celebradas en Madrid desde 1862 hasta 1887. En la de 1862 obtuvo una medalla de tercera clase por su obras Meninas y pajes de Felipe IV y en 1871 el jurado calificador le propuso para la cruz de María Victoria. En la exposición de 1878 presentó entre otros un cuadro titulado El alguacil de corte Vergel, con su ronda, encuentra a su mujer al lado de poderosos galanteadores, que fue adquirido por el Estado y exhibido en la Exposición Universal de París. La Diputación Provincial de Madrid haría lo propio con El alcalde Móstoles, expuesto en 1881.
Fundamentalmente se dedicó a pintar temas de historia y de carácter literario tan de moda en aquella época. Entre los primeros destacan varias escenas pintorescas y heroicas de los reinados de Carlos V, Felipe II, Felipe IV, Carlos II o Carlos IV; y de estos últimos, la serie dedicada al Quijote, con pasajes tan conocidos como La aventura de don Quijote cuando ataca la procesión de los disciplinantes o la Salida de la venta con don Quijote encantado, ambos propiedad del Museo del Prado.
En cuanto a su estilo, decir que practicó una pintura por lo general abocetada basada en los prototipos de la última etapa de Goya. Fue por ello y por carecer de un dibujo perfilado que fue censurado por la crítica de su época. Pero este bocetista nato o pintor de la mancha –como es calificado por Enrique Lafuente Ferrari— aparece hoy ante nuestros ojos como un pintor colorista de una modernidad sólo comparable a la de los primeros impresionistas franceses.
A diferencia de lo acostumbrado en su época, Pérez Rubio plasmó sus escenas históricas en cuadritos de pequeño tamaño, la mayoría de las veces pintado sobre tabla sin apenas preparación. En escasas ocasiones practicó la pintura de gran formato, cuyo mejor ejemplo es su Francisco I en la Torre de los Lujanes (1884), propiedad del Museo del Prado depositado en el Museo de Palma de Mallorca.
En 1880 a petición del ayuntamiento de Navalcarnero sacó una copia del autorretrato del pintor Sebastián Muñoz que se conservaba en el Museo del Prado de Madrid. Un año después se ofreció al mismo para pintar un cuadro alegórico que representaría el casamiento en la villa del rey Felipe IV y doña Mariana de Austria por un montante de 1500 pesetas. El consistorio aceptó su propuesta. Fallecería en Madrid de forma inopinada en 1888 al ser atropellado por un ómnibus.
Fue hijo de Anacleto Eusebio, natural de Granada, y Petronila, de Navalcarnero. En esta villa viviría hasta los cinco años de edad, cuando se trasladaría con su familia a Madrid. Se formó en el arte del dibujo y de la pintura con el escultor académico José Piquer y con el pintor aragonés Francisco Bayeu.
Obtuvo el segundo premio de primera clase en el concurso de la Academia de San Fernando de 1802 con una copia de El pasmo de Sicilia de Rafael, lo que le permitiría recibir una ayuda para completar sus estudios en París. En su estancia parisina (1806-1809) se registraría en la Escuela de Bellas Artes, admiraría la obra de David y pintaría su Cincinato abandona el arado para dictar leyes en Roma (Casón del Buen Retiro), obra cumbre de la pintura neoclásica de nuestro país.
En 1809 se instalaría en Roma junto a los reyes exiliados Carlos IV y María Luisa, que desde entonces serían sus principales protectores, siendo nombrado en 1811 pintor de cámara del antiguo monarca. Fernando VII le otorgaría este mismo honor en 1816, aunque permanecería en la Ciudad Eterna hasta 1820. En este año se produciría su traslado definitivo a Madrid, donde sería nombrado académico de San Fernando y director de restauración de las pinturas del Museo del Prado.
Cesado de su cargo de pintor de cámara en 1835 se aisló en la villa de Navalcarnero en cuyo ayuntamiento pintaría al fresco sus armas. En 1838 fue nombrado profesor de dibujo del natural de la Academia de San Fernando; y en 1857 pintor de cámara de Isabel II y director del Museo de Pinturas.
Su relación con Navalcarnero vino dada por su propiedad de la ermita de San Roque que decoraría con lienzos salidos de su mano. En 1856 consiguió el permiso de la autoridad archidiocesana para poner el Santísimo Sacramento en este pequeño templo que, a decir del cura párroco, se encontraba en un estado inmejorable de reparación, de decencia y decoro. En una pequeña casita adosada al mismo vivía la persona que se dedicaba a enseñar los lienzos que decoraban la iglesia.
Tras la muerte del pintor la propiedad de la ermita pasó a manos de su hijo Carlos Luis de Ribera, también pintor. En 1900 los herederos de este último hicieron donación de la misma al ayuntamiento de Navalcarnero. El 25 de noviembre de 1901 el ayuntamiento decidió cambiar el nombre de la calle Tahona por el de Juan de Ribera.
Nuestro protagonista nació en Roma, hijo de Juan Antonio de Ribera y de María Emilia Fievée. En aquel entonces su padre se hallaba en la Ciudad Eterna en calidad de pintor al servicio de Carlos IV y María Luisa de Parma. Los reyes exiliados fueron los padrinos de la criatura que tomaría su nombre en homenaje a las reales personas.En 1819 se traslada con su familia a Madrid, al ser nombrado su padre pintor de Cámara de Fernando VII. Al amparo de su progenitor comenzaría a formarse en el Arte de la Pintura que perfeccionaría en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sus habilidades fueron reconocidas precozmente con el primer premio de 1ª clase en el concurso de 1831, cuando tan sólo tenía quince años.Su colaboración como grabador en la revista El Artista data de estos años.
El cuadro titulado La Jura del Primer Príncipe de Asturias propicio su nombramiento como académico de mérito de la Academia de San Fernando el 8 de marzo de 1835. Un año después el joven Ribera se encontraba en París pensionado por la Academia, donde tuvo ocasión de completar su formación con Paul Delaroche y de entablar una estrecha amistad con Federico de Madrazo. Los dos pintores triunfarían con sus obras en la Exposición de 1839 celebrada en la capital francesa. Sus progresos fueron recompensados en ese mismo año con la Cruz de caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.Su estancia en París se prolongaría hasta 1844.
Un año después, ya en Madrid, sería nombrado profesor agregado de la asignatura de paisaje en la Escuela Especial de Bellas Artes, dependiente de la Real Academia de San Fernando; y en 1846 Pintor de Cámara de la reina. Fueron años de intenso trabajo en su taller, con varias obras de relevancia salidas de sus pinceles. Participó con otros pintores de la época en las decoraciones del palacio del Congreso de los Diputados, así como en las exposiciones nacionales de Bellas Artes, obteniendo sonados éxitos: la orden de Carlos III (1860), la plaza de catedrático de la sección de Bellas Artes (1863) y la dirección de la Escuela de Pintura y Escultura (1869). No exenta de polémica fue su intervención en las decoraciones pictóricas de la iglesia de San Francisco el Grande.No se conoce la fecha de su matrimonio con doña Mariana González de Bolívar, aunque debió de producirse entre 1865 y 1872, esto es, cuando Carlos Luis contaba con más de 50 años y la contrayente 27 menos. Una neumonía llevó a la muerte al pintor. No dejó ningún hijo.El pintor mantuvo una estrecha vinculación con Navalcarnero, hasta el punto que en 1877 su concejo le invitó a restaurar las armas de la villa que su padre había pintado. La ermita de San Roque permaneció en propiedad de los Ribera hasta finales de siglo cuando la hermana de Carlos Luis, doña Josefa, ofreció su cesión gratuita al ayuntamiento de Navalcarnero. La cesión se escrituró el 27 de abril de 1900 pocos días después de la muerte de la susodicha.
Platero de la orden de San Jerónimo que durante muchos años trabajó en las obras de decoración del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Participó en los últimos trabajos ornamentales del Panteón de El Escorial siendo su trabajo muy apreciado por Felipe IV.
Con apenas seis años se trasladó con su familia a Navalcarnero. A partir de una producción artesana de cacharros de barro dio el salto a una obra más imaginativa y artística por la que ha sido conocido hasta nuestros días.
Miembro de la segunda generación de una familia asentada en nuestra villa a principios del siglo XIX. Nació del matrimonio entre Juan Rubio y la madrileña María Micaela Álvarez de Linera y fue hermano de Juan Manuel, primer alcalde republicano de Navalcarnero (1931).
Su nombre está asociado al despertar pedagógico acaecido en España en las últimas décadas del siglo XIX, al calor de la filosofía krausista divulgada por Julián Sanz del Río y de la Institución Libre de Enseñanza (1876). Un Decreto Ley de 6 de mayo de 1882 creó el que sería Museo Pedagógico Nacional, una institución dedicada a la investigación pedagógica y que servía de apoyo y orientación a los maestros. Ricardo Rubio, como secretario, fue el primer colaborador de Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935) desde la fundación del Museo, llegando con los años a ser subdirector del mismo.
Desde esta responsabilidad se dedicó a la investigación de otros sistemas pedagógicos, viajando por varios países de Europa gracias a una pensión concedida en 1906. Fruto de estas inquietudes escribió una memoria publicada en el Boletín Oficial del Estado en la que recogió aspectos muy interesantes sobre la construcción de escuelas, su mobiliario más adecuado, la incorporación de la educación física al programa curricular o los sistemas de inspección médico escolar.
Fue además el fundador de la primera colonia escolar que se organizó en España, dando el patrón normativo de las sucesivas que se fueron creando.
Nació en el seno de una familia humilde. Tras varios años de trabajo y dedicación a la restauración, en 1970 inauguró el restaurante “Las cuevas del Carnero”, un establecimiento de innegable interés turístico que pronto sería un referente cultural de la gastronomía de la villa. Por esta labor el 10 de marzo de 1973 el ayuntamiento le concedió el título de Mesonero Mayor de Navalcarnero.
Su labor profesional ha sido reconocida con el diploma acreditativo del “Buen Hacer”, el premio “Chapó” y el diploma de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Comunidad por la promoción y difusión de los vinos de Madrid. El 16 de agosto del 2004 se inauguró junto a la ermita de San Roque una escultura de Vicente Ruiz-Medrano creada por el escultor Luis Sanguino.
Nació y creció en nuestra villa fruto del matrimonio entre Juan Trapero Arribas, de profesión relojero, y de Sabina Sánchez-Real, naturales de Aguilafuente (Segovia) y San Martín de Valdeiglesias (Madrid) respectivamente. Artista precoz, sus primeros dibujos evocan a la familia y al pueblo natal de su padre. Después de realizar algunos trabajos de restauración en la iglesia parroquial de la Asunción de Navalcarnero, se formaría en el taller de pintura de José Santamaría.
Tras la Guerra se establecería en Madrid, donde se casaría en 1951 con María Almudena Rico Sandoval. Completó su formación con asiduas visitas al Museo del Prado, donde pudo contemplar la obra de los grandes maestros, y con el estudio en el taller del maestro lucense Manuel Castro-Gil, quien le introdujo en el mundo del grabado. A lo largo de su vida tuvo la oportunidad de practicar esta difícil disciplina con mucho acierto.
En la década de los cincuenta participó con éxito en varias exposiciones colectivas, siendo seleccionado para el Concurso Nacional de Pintura en el Museo de Arte Moderno y obteniendo una medalla de bronce en el Círculo de Bellas Artes. En los años siguientes comenzaría a experimentar con la pintura y el grabado vitrificados, una actualización de la técnica del esmaltado empleada en el Antiguo Egipto y en la Edad Media. Sus producciones vitrificadas le proporcionarían justa fama entre los críticos y amantes de la pintura.
Su obra fue habitual en multitud de exposiciones individuales y colectivas celebradas en España y en el extranjero. Fue el ilustrador de la obra “Acercamiento a Cuenca”, publicada en 1980 por Renán Flores Jaramillo.
Su vinculación con nuestra villa se inicia en el mes de agosto de 1886, cuando tomó posesión del puesto de maestro de la escuela pública de Navalcarnero, en sustitución del fallecido Rufino Díaz Trabado. Como era costumbre, residió en la casa de los maestros situada en el número 3 de la calle del Norte. Se mantuvo a cargo de una de las escuelas hasta su jubilación en 1910. Fue entonces cuando donó a la biblioteca popular de Navalcarnero un centenar de volúmenes de diferentes obras de Medicina, Cirugía y Farmacia.
Estuvo casado con la también profesora Asunción García Herranz, nacida en Paracuellos del Jarama (Madrid), que le daría por lo menos dos hijos: Mariano, natural de Paracuellos y que también sería profesor de primera enseñanza; e Isidoro que llegaría a ser telegrafista. En 1898 compartía esta vivienda con su mujer y su sobrina María Luisa Garcés Zapata, natural de Alcobendas, y profesora de primera enseñanza.
El 29 de marzo de 1919 la corporación municipal acordó poner su nombre a la calle del Norte, donde residiría durante tantos años, en agradecimiento a su constancia y laboriosidad para fomentar la educación e instrucción popular en la villa. Un año después un edema cerebral le llevaría a la tumba, cuando contaba 74 años de edad. Su viuda falleció en 1928.
El Ayuntamiento de Navalcarnero informa a los Usuarios del sitio web sobre su política respecto del tratamiento y protección de los datos de carácter personal de los Usuarios que puedan ser recabados por la navegación o consulta de servicios a través de su sitio web. En este sentido, el Ayuntamiento de Navalcarnero garantiza el cumplimiento de la normativa vigente en materia de protección de datos personales, reflejada en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) (UE) 2016/679 y en la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales.
¿Quién es el responsable del tratamiento de datos personales?
Responsable del tratamiento
Ayuntamiento de Navalcarnero
C.I.F.
P2809600F
Domicilio
Plaza de Francisco Sandoval, 1, CP: 28600
Teléfono
91 810 13 30
Correo Electrónico
protecciondedatos@ayto-navalcarnero.com
¿Con qué finalidad se tratan los datos personales?
El Ayuntamiento de Navalcarnero trata la información que el Usuario le facilita por medio de esta página web, para los siguientes fines:
Proveer información de utilidad acerca del municipio de Navalcarnero, así como de los servicios prestados en el municipio y sus eventos;
Facilitar la presentación de trámites, solicitudes y la comunicación entre el Ayuntamiento y los ciudadanos.
Facilitar el pago de tasas y multas;
Informar acerca de las ofertas de trabajo, procesos, convocatorias, oposiciones y cursos formativos abiertos.
El Ayuntamiento de Navalcarnero en ningún caso tratará los datos personales para finalidades diferentes a las anteriormente indicadas.
Asimismo, puede consultar la relación actualizada de las actividades de tratamiento que el Ayuntamiento lleva a cabo, a través del siguiente enlace.
¿Durante cuánto tiempo se conservarán los datos personales?
Los datos personales proporcionados se conservarán durante el tiempo necesario para cumplir con la finalidad para la que se recaba o durante los años necesarios para cumplir con las obligaciones legales.
Posteriormente, los datos serán suprimidos conforme a lo dispuesto en la normativa vigente en materia de Protección de Datos y demás legislación aplicable; estando disponibles tan solo a solicitudes de Jueces y Tribunales, Defensor del Pueblo, Ministerio Fiscal o las Administraciones Públicas competentes durante el plazo de prescripción de acciones que pudieran derivar y, transcurrido este tiempo, se procederá a su completa eliminación.
¿Cómo se han obtenido los datos personales y qué categorías de datos se tratan?
Los datos personales que se tratan por parte del Ayuntamiento proceden del propio Usuario. Al existir emails, números de teléfono y cuadros de texto libres en las diferentes solicitudes y formularios, se establece un canal de comunicación mediante el cual el Usuario puede incluir en su mensaje cualquier tipo de dato personal que el Usuario considere.
No obstante, en algunos casos pueden encontrarse campos que sean de obligada cumplimentación por el Usuario.
¿Cuál es la legitimación para utilizar sus datos?
Las bases legitimadoras para el tratamiento de datos de carácter personal son:
Por un lado, el consentimiento expreso otorgado por el interesado en el momento en el que acepta esta política de privacidad de manera previa al envío de sus datos personales por medio de los formularios, instancias, emails, contacto telefónico… (art. 6.1.a) RGPD);
Para el cumplimiento de una misión realizada en interés público o en el ejercicio de poderes públicos conferidos al responsable del tratamiento (art. 6.1.e) RGPD).
¿A qué destinatarios se comunicarán los datos?
Los datos personales no serán cedidos a ningún tercero, excepto a aquellos para los cuales resulte necesaria su intervención para la correcta gestión de la prestación del servicio.
Tus datos podrán ser cedidos a organismos y autoridades públicas administrativas o judiciales en aquellos casos en los que la Ley así lo establezca.
No existirá transferencia internacional de sus datos.
¿Cuáles son sus derechos cuando facilita su consentimiento?
En virtud de la normativa en materia de Protección de Datos citada anteriormente, el Usuario tiene derecho a ejercer los derechos de:
Acceso
Rectificación
Supresión
Limitación
Oposición
Portabilidad
Derecho a no ser objeto de decisiones individuales automatizadas.
Los interesados podrán acceder a sus datos personales, así como a solicitar la rectificación de los datos inexactos o, en su caso, solicitar su supresión cuando, entre otros motivos, los datos ya no sean necesarios para los fines que fueron recogidos.
En determinadas circunstancias, los interesados podrán solicitar la limitación del tratamiento de sus datos, en cuyo caso únicamente se conservarán para el ejercicio o la defensa de reclamaciones.
Asimismo, los interesados podrán oponerse al tratamiento de sus datos de manera que el Ayuntamiento de Navalcarnero, dejará de tratar los datos, salvo por motivos legítimos imperiosos, o el ejercicio o la defensa de posibles reclamaciones.
El usuario también podrá solicitar la portabilidad de sus datos y negarse a ser objeto de decisiones individuales automatizadas.
¿Cómo se pueden ejercer los derechos?
Para el ejercicio de los derechos mencionados derechos, los afectados deberán dirigirse al Ayuntamiento de Navalcarnero a través de la siguiente la dirección postal: Plaza de Francisco Sandoval, 1, C.P. 28600 (Madrid) o a través del servicio de ventanilla única.
La solicitud de ejercicio del derecho debe de ir acompañada de su nombre y apellidos, fotocopia del DNI/NIF, derecho que desea solicitar, contenido de su petición y un domicilio a efecto de notificaciones.
Asimismo, para cualquier consulta, comentario o solicitud relativa a nuestra Política de Protección de Datos, puede dirigirse al Delegado de Protección de Datos, escribiendo un correo electrónico a consultoria@ecomputer.es.
¿Puede presentar una reclamación ante la AEPD?
Los interesados también tendrán derecho a la tutela judicial efectiva y a presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección mediante escrito dirigido a la dirección postal C/Jorge Juan nº 6, C.P: 28001 (Madrid) o bien a través de su sede electrónica (https://sedeagpd.gob.es/sede-electronica-web/
Seguridad
Le informamos que el Ayuntamiento de Navalcarnero ha tomado las medidas técnicas y organizativas razonables para impedir la pérdida, el uso indebido, la alteración o la revelación ilegítima de la información que nos facilite.
Cualquier tercero que necesite acceder a su información también estará obligado a introducir unas medidas técnicas y organizativas razonables para la protección de su información.
Cookies Necesarias
Las Cookies estrictamente necesarias deben estar habilitadas en todo momento para que podamos guardar sus preferencias en cuanto a la configuración de las cookies.
Si no las activas el sitio web puede no funcionar correctamente en todos los servicios de información ofrecidos.
Estas cookies son:
- Cookies de comprobación de inicio de sesión
- Cookies de seguridad
- Cookies de Aceptación/Rechazo previo de Cookies
Si desactivas estas cookies no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar cookies de nuevo.