Navalcarnero, de plaza en plaza |
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Navalcarnero invita a conocer la ciudad desde cada una de sus plazas. Desde plazas impregnadas de historia como es la plaza de Segovia, punto neurálgico de la vida social y cultural de la localidad, hasta plazas de reciente creación como son la de D. Francisco Sandoval, la plaza V Centenario, la plaza de la Virgen de la Cueva, etc. Una enorme variedad de plazas en las que disfrutar de un merecido descanso rodeado de jardines o en las que contemplar las esculturas o monumentos que las rodean. Además sirven como punto de encuentro de turistas y de los habitantes de la localidad, de tal modo que su recorrido ofrece al visitante la excusa perfecta para conocer Navalcarnero, de plaza en plaza.
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Plaza de Segovia
Plaza de Segovia
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Ha sido y es el centro neurálgico de Navalcarnero, un espacio público conformado por las edificaciones que lo delimitan. Algunas de éstas debieron de levantarse a lo largo del siglo XVI en el ensanchamiento creado por el cruce de las dos vías principales que atravesaban la población de Norte a Sur (calles Libertad y Real) y de Este a Oeste (calles Constitución y Jacinto González). Con el tiempo este segundo eje acogería el camino real de Extremadura, multiplicando su importancia estratégica. Como espacio público, buena parte de los edificios que lo constituían cumplían funciones comunales. La casa del concejo o el ayuntamiento es el mejor ejemplo de ello. En sus habitaciones se celebraban las reuniones del gobierno municipal y las elecciones de sus cargos. Junto a ésta se encontraban la cárcel y a pocos metros la casa de las carnicerías y la casa de pastelería y bodegón, todas de propiedad municipal. No muy lejos, aunque fuera de este recinto, se levantaba la tienda de abacería donde se expendían el aceite, el vinagre, el pescado seco y otros productos de primera necesidad; y el pósito, donde se almacenaba y distribuía el grano que aseguraba el abastecimiento a la población. Consta además que ya en el siglo XVIII se situaban en la plaza otros edificios relevantes, aunque no estrictamente comunales, como el Hospital de Pobres Viandantes y el Mesón de las Ánimas. La plaza era también un escenario de carácter festivo. En las galerías abiertas de su edificios se arremolinaban los espectadores para presenciar los festejos públicos como las tradicionales corridas de toros. Su cercanía al acceso principal de la iglesia parroquial y a la ermita de la Veracruz permitía que este espacio formara parte del recorrido de las procesiones religiosas. En lo puramente arquitectónico, destaca su planta irregular, espaciosa y abierta, con unas bellas estructuras porticadas en tres de sus cuatro lados. Esta asimetría y la diversidad formal de sus fachadas dotan al conjunto de un atractivo añadido y pintoresco, que la convierten en un ejemplo único dentro de la arquitectura popular castellana. A lo largo de los siglos la plaza de Navalcarnero ha sido testigo excepcional de innumerables acontecimientos históricos, algunos de los cuales han afectado a su propia denominación. Nació con el nombre genérico de “plaza pública” que describía a la perfección su dedicación originaria. En una distribución de los cuarteles del municipio de 1832 se le cita como “plaza real”, tal vez en consonancia con los tiempos que corrían. Por este mismo motivo, pocos años después, en 1839, era conocida como “plaza de la Constitución” y a partir de 1935 como “plaza 14 de abril”. Desde 1937 este espacio público se identifica como “plaza de Segovia” en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica (1499-1627) que mantuvo con la capital castellana. Qué hay de sus colores… Toda esta valoración histórico-artística fue reconocida por la declaración de Bien de Interés Cultural (Decreto 266/2000 de 14 de diciembre) en la categoría de Conjunto Histórico del ámbito determinado por la plaza de Segovia y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Navalcarnero. Una protección que ha sido tenida en cuenta en la rehabilitación de la plaza llevada a cabo en mayo del 2000 y que ha contado con la financiación del Ayuntamiento de Navalcarnero y de la Comunidad de Madrid. El proyecto inicial contemplaba la recuperación integral de este conjunto: las fachadas, manteniendo el color blanco que presentaban; la madera de las balconadas, la viguería de los soportales, el herraje de las ventanas y balcones, realizado en forja tradicional; y las columnas de granito que estuvieran dañadas. Todo ello con el objetivo de devolver a la plaza principal su anterior estética en consonancia con la imagen tradicional que dominaba el casco histórico de la población. Sin embargo, una serie de hallazgos iban a provocar la modificación del proyecto. El descubrimiento de los antiguos revocos ocultos bajo la superficie encalada vino a confirmar que la plaza de Segovia había tenido sus fachadas coloreadas con diferentes diseños; y que sólo en los últimos 50 años había sido unificada bajo el blanco. Además las investigaciones desarrolladas por los arquitectos y técnicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico pusieron de manifiesto que los tratamientos superficiales y ornamentales de los edificios de la Plaza habían variado a lo largo de sus cuatro siglos de existencia, adaptándose a los diferentes gustos y economías de cada etapa histórica. De tal modo que en algunos edificios se llegaron a encontrar restos de hasta cuatro revestimientos diferentes superpuestos. La conclusión fue clara: las fachadas de la plaza de Segovia desde por lo menos finales del siglo XVIII se enlucieron y pintaron de forma diferenciada. Información suficiente para que en esta intervención haya primado el criterio de diversidad sobre el de la uniformidad. La restauración de la plaza se completó con el arreglo de los soportales, la ocultación de las instalaciones eléctricas y la instalación de una nueva iluminación que ha puesto en valor las especiales características de este magnífico conjunto. Con ello se ha cumplido el objetivo prioritario de esta intervención, la recuperación de la imagen histórica y arquitectónica de la plaza. Esta gran labor restauradora llevada a cabo por al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, así como su apuesta por la protección del patrimonio arquitectónico y la difusión cultural, ha sido merecedora del Premio Europa Nostra 2001. El proyecto de la Plaza de Segovia fue seleccionado entre las 150 candidaturas presentadas en la Unión Europea. En la actualidad esta plaza es el verdadero corazón de Navalcarnero. En ella confluyen las arterias más populosas del municipio, alrededor de ella se localizan bancos, bares, restaurantes, comercios, etc… La Plaza de Segovia ha sido y sigue siendo testigo de los principales acontecimientos acaecidos en esta Villa Real. Durante los primeros días del mes de septiembre, con el tañir de las campanas, se viste de gala para acoger las Fiestas Patronales, en honor a Nuestra Señora de la Concepción. Pero también es la anfitriona de ferias como el Mercado de Artesanía o la Feria del Libro, además de servir de decorado para momentos como la Navidad o el Carnaval. Es, sin duda, junto a la Iglesia Parroquial el elemento más representativo de la localidad. |
Plaza de la Veracruz y Plazuela de Don Sabino
Plaza de la Veracruz y Plazuela de Don Sabino
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Plaza de la Veracruz y Plazuela de Don Sabino Esta pequeña plaza toma su nombre de la ermita de la Veracruz, cuyo primitivo templo se construyó a partir de 1611 en unos terrenos cedidos por el municipio. En este rincón también se ubica el monumento a Jesús Casas, pintor costumbrista e Hijo Predilecto de Navalcarnero. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se presenta majestuosa y haciendo honor a su declaración de Monumento Histórico Artístico. Iniciada a mediados del XVI, en ella cohabitan distintos estilos arquitectónicos como el gótico, renacentista, barroco, clasicismo escurialense o el hispano-mudéjar, corriente esta última que se aprecia en las decoraciones de su torre exterior. Si algo llama la atención es precisamente este elemento, uno de los signos de identidad de Navalcarnero que, junto al chapitel barroco, saludan al viajero más allá de los límites del municipio. La calle Real se abre paso desde la plaza de la Veracruz para conducirnos a la cruz del Sagrario, que nos señala el lugar exacto del sagrario en el Altar Mayor. Junto a la cruz, la silueta de un peregrino no indica que por aquí transcurre el Camino Real de Guadalupe. La misma calle también nos desvela el ilustre pasado de la Villa, pues así lo demuestra el escudo de nobleza que se exhibe en el nº 14. Sin perder la referencia de la calle Real, la parte posterior del templo nos sorprende con una escultura-homenaje a don Sabino Martín Sánchez, cura párroco de la localidad durante 32 años y a don Eduardo Flores, médico de Navalcarnero que ejerció en la villa durante 35 años. De vuelta a la calle Real y apenas a unos metros de la iglesia, asoma la calle Bernardino Beotas donde se encuentra el humilladero de San Ignacio de Loyola, autor de la escultura Melchor Gutiérrez. |
Plaza del Teatro y Plazuela de Mariana de Austria
Plaza del Teatro y Plazuela de Mariana de Austria
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La plaza del Teatro es el escenario por excelencia de la cultura de Navalcarnero. Este espacio renovado recientemente es, junto al Teatro Municipal y el Centro de las Artes Escénicas, punto de encuentro para una cita ineludible con la Agenda Cultural de la villa. Cada año el Teatro acoge el Certamen de Teatro Aficionado, así como una amplia programación de teatro, cine, música y danza. En este centro neurálgico de las artes, La Musa de la inspiración, obra del artista Ramón Chaparro, reta al visitante a descubrir los múltiples formas de la interpretación artística. Otra obra que encontramos en este entorno es el homenaje a los Bailes Regionales. En la proximidades de la Plaza del Teatro encontramos el Centro de Interpretación, una antigua Casa de Labranza que nos ofrecerá las claves para conocer la historia, el patrimonio y las tradiciones de la Villa Real. Cercano a ambas plazas, en la confluencia de las calles Real con Libertad, descansa el monumento a los tradicionales Encierros de Navalcarnero, el cual rinde tributo a esta fiesta tan arraigada para sus vecinos. Es el punto de encuentro y partida para iniciar este ritual que da comienzo con el canto a los encierros, con el que los corredores piden protección a la patrona. Y por último, si continuamos por la calle de la Libertad llegaremos a la Casa de la Cultura, un edificio de características tradicionales castellanas que en la actualidad sirve, junto al Teatro Municipal, como centro de actividades culturales. El gran patio de su interior, la estructura de madera, las rejas de hierro forjado en ventanas o el escudo de nobleza que la historia adjudica a D. Francisco Delgado, son algunas pistas para adivinar que esta edificación levantada sobre un solar con forma de polígono irregular de diez lados, fue rehabilitada en 1985 respetando la arquitectura representativa de la zona. |
Plaza de la Puerta del Sol
Plaza de la Puerta del Sol
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Si hay una plaza que exprese la conexión con las raíces de esta tierra es, sin duda, la plaza de la Puerta del Sol. Un histórico cruce de caminos que parece haber sido diseñado el compás del arquitecto, pues de él parten las cuatro grandes arterias del municipio que han servido de referencia a lo largo del tiempo. Junto a la plaza de Segovia, la Puerta del Sol ha sido desde siempre uno de los puntos de encuentro más querido de los navalcarnereños.
En la plaza, la historia se manifiesta en elementos como el monumento a Felipe IV, quien parece irnos relatando desde su pedestal la celebración de las Bodas Reales en el siglo XVII. Para los más observadores el reloj solar, reta a descifrar la hora exacta del día.
Desde esta plaza se puede observar la cúpula de la ermita de Santa Águeda, situada en la calle de Mariano González, donde nos sorprenderán sus coloridos frescos. |
Plaza de Francisco Sandoval
Plaza de Francisco Sandoval
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De reciente construcción y situada frente al nuevo Ayuntamiento la plaza de don Francisco Sandoval es un homenaje a la democracia. Llamada así por el primer alcalde que tuvo la localidad, desde 1979 hasta 1983, elegido en las primeras elecciones democráticas que tuvieron lugar, en abril de 1979, tras la Constitución de 1978. De su conjunto arquitectónico cabe destacar el grupo escultórico homenaje a la Democracia de Luis A. Sanguino y el gran auditorio. En su entorno, además encontramos, el “Torso Ibérico”, obra de Alberto Corazón, “La Dama” de Francisco Leyro y por último en la plaza de la Letras, por la que se accede a la Biblioteca Municipal la escultura titulada “Flama” de José Luis Sánchez. Desde esta plaza, se percibe la réplica de la portada de la Casa de la Cadena en la que el rey Felipe IV y Mariana de Austria recibieron la bendición nupcial y pernoctaron dos noches en ella. Aunque la apariencia la dibuje como auténtica, lo cierto es que se trata de una reproducción exacta, realizada por el escultor Feliciano Hernández a partir de un grabado decimonónico. Las inscripciones conmemorativas se convierten en testigos reales de lo que allí aconteció. En la calle de Felipe IV, antes llamada calle de la Cadena, se conservan las originales inscripciones conmemorativas de las Bodas Reales. En las proximidades de la Casa de la Cadena encontramos el pozo de los Capones, pozo público que abastecía antiguamente de agua a la población, llamado así por la conocida “Familia de los Capones” que vivía frente a él. Frente al pozo de los Capones, espera cercano el pilón del Pijorro, testigo desde sus inicios de los mejores atardeceres de la villa. Su Venera nos aguarda paciente en el punto más alto de la Cuesta del Águila. Por su parte la calle de Buenavista nos acerca hasta el Parque del Nazareno, donde se ubican distintos elementos que recuerdan a la arquitectura del Navalcarnero de siempre y desvelan algunas construcciones tradicionales, como el lavadero, testimonio de los que existieron en la Villa en el pasado. La ermita de Nuestro Hermano Jesús Cautivo del Amor, se convierte en la principal referencia del parque. El arte de la alfarería llega de la mano de Fernando Roche el Alfarero, pues la calle de los Castines alberga el taller de este reconocido maestro del barro, calificado como artista naïf de gran fuerza imaginativa.
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Plaza de Alonso de Arreo
Plaza de Alonso de Arreo
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Plaza de Alonso Arreo. ACTUALMENTE LA PLAZA Y EL MUSEO DEL VINO SE ENCUENTRAN CERRADOS AL PÚBLICO. Realizada en homenaje al regidor y procurador del Concejo del municipio, que encabezó la lucha por los fueros comunales a la llamada de Segovia, así se ha inmortalizado en la pintura mural que adorna una de las paredes de la Plaza, realizada por Alberto Pirrongelli, autor de todas las pinturas murales y trampantojos que decoran algunas fachadas del municipio y en el Monumento a Alonso de Arreo de Salvador Amaya, en este conjunto escultórico las figuras, así como diversos símbolos nos relatan parte de la historia de este personaje. En definitiva cada rincón de esta plaza, cada muro es un recuerdo a la historia de este héroe local. Además, aquí, la piedra y el sonido del agua se mezclan con la historia para invitarnos a un pequeño descanso. En ella encontramos el Museo del Vino, el cual nos adentra en una bodega del s.XIX con una de las cueva excavada a mano hace más de trescientos años, hoy reconstruida para mostrar la tradición vitivinícola de la localidad. Si algo destaca de la villa son sus vinos, reconocidos internacionalmente. Sus variedades de uva blanca malvar y tinta garnacha de la comarca, son las que le confieren la riqueza de sabores a sus vinos tintos, rosados y blancos. Hoy Navalcarnero posee la marca de Denominación de Origen Vinos de Madrid.
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Plazuela del Mercado
Plazuela del Mercado
Plazuela del Mercado Es una de las plazas más emblemáticas y bulliciosas de la villa, ya que alberga parte de la actividad comercial de la localidad. La conocida plazuela del Mercado se presenta como una gran trapecio que sustenta en el centro al edificio del cual toma el nombre, el Mercado Municipal, un edificio de singulares características, donde todavía hoy la compra se puede realizar al estilo más tradicional. El recuerdo histórico de esta plaza lo percibimos en la Casa de la Lonja, de estilo solariego y con algunos elementos que nos devuelven al pasado, como el escudo de hidalgo, los balcones del siglo XIX o el patio interior. El Humilladero de la Cruz Verde situado en el nacimiento de la calle del mismo nombre, nos despide de la plazuela del Mercado. La Cruz Verde sobre fondo negro era emblema de la Inquisición, a cuyo lado pintaban un ramo de oliva, símbolo de paz y al otro una espada, símbolo de rígida Justicia. Además, este era el camino que había que tomar para ir hacia Madrid, de ahí que también se le conozca como la “cruz del buen camino”.
CASA DE LA LONJA Horario: Consultar con la Oficina de Turismo 918115191/918101141 Entrada: Gratuita.
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Plaza de San Cosme y San Damián y Plazuela del Calvario
Plaza de San Cosme y San Damián y Plazuela del Calvario
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La calle de la Constitución nos acerca hasta la plaza de San Cosme y San Damián donde, además de encontrar la Cruz del Arciprestazgo, con la que se pretende dejar constancia de la categoría de Arciprestazgo, adquirida por Navalcarnero en 1885, descansa la ermita del mismo nombre, quizá la más antigua de la Villa Real. Hoy, podemos ver entre sus muros, la capilla dedicada a San Pedro, en memoria del antiguo Hospital que existió en este lugar. En sus proximidades varios escudos de nobleza (C/ de la Constitució nº 53 y 120), nos adentrarán en la historia de esta Villa Real. Sin apenas dejar el templo el Paseo de San Cosme nos conduce a la plazuela del Calvario, tres cruces de granito nos indican el lugar exacto donde llega, cada año, la procesión del Jueves Santo. La plazuela es el punto intermedio hasta alcanzar el Matadero Municipal, edificio inaugurado en 1892 y tal vez uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de ladrillo de finales del siglo XIX. |
Plaza de San José y Plazuela del Caño
Plaza de San José y plazuela del Caño
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Si algún rincón se identifica con la cultura popular es la plaza de San José, pues se levanta como un tributo al antiguo barrio que dio nombre al templo. En esta plaza un mosaico de elementos miran hacia el interior, como cuidando con mimo su contenido. Entre ellos, la primitiva iglesia de San José que se erigió en 1668 en el mismo lugar donde existió el humilladero de la cruz de Aparicio. En el recuerdo está su peculiar ábside semicircular, el esbelto chapitel y su portada de piedra. El actual proyecto de reedificación pretende ser una imagen fiel del templo que desapareció tras la contienda Civil. Reconstruida en el año 2008 a partir de testimonios gráficos de la época. En este espacio que se abre ante los ojos, el monumento al Labrador rinde un homenaje al navalcarnereño de siempre, ataviado con la ropa tradicional del lugareño y nacido al compás del trigo y la uva. Para refrescar el paseo que mejor que hacer un alto en el caño de San José, situado en la cercana plazuela del Caño, el cual lleva abasteciendo de agua potable a la población desde 1.857, además en este rincón nos aguarda el pilón de San José, construido en memoria del que existió, hasta no hace mucho, en el mismo lugar. Ya en el Paseo del Alparrache, se divisa el monumento de Hermanamiento con la ciudad de Segovia, en memoria de los orígenes de la villa. Y de la mano de este conocido paseo, en dirección al histórico camino de Casarrubios, nos acercamos a la cruz del Alparrache, como testimonio del cruce de caminos de Alparrache, Perales y Tirabuey. La calle de Alemania se convierte en la siguiente guía para acercarnos al pozo de los Barrancos, un ejemplo más del llamado Navalcarnero del agua. A escasa distancia, la calle de Italia nos ofrece un paseo distinto a través del Vía Crucis de piedra y bronce, creación artística del escultor Faustino Sanz Herranz.
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Plaza de los Charcones
Plaza de los Charcones
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Plaza de los Charcones Su nombre hace honor a los grandes charcones que se formaban antiguamente próximos a este lugar en época de lluvias. Este emblemático espacio, además de ser un lugar de esparcimiento, fue diseñado para cumplir la función de recinto ferial, pero su gran amplitud y diseño le hace idóneo para ser utilizado, durante los meses estivales, como cine de verano. Apenas a unos metros de la plaza, encontramos la espectacular plaza de toros cubierta “Félix Colomo”. En su proximidades se levanta la escultura-homenaje al torero de la localidad Félix Colomo y el Monumento al arrastre, ambas esculturas son obra de Luis A. Sanguino y nos recuerdan la importancia y la tradición de los festejos taurinos en esta tierra. Para tomar un respiro, cercano nos espera uno de los mayores parques del municipio, el parque de los Charcones, con sus amplias zonas verdes y su lago artificial. No podemos abandonar la plaza sin mencionar el Centro de Formación Beatriz Galindo, donde se ha eregido una escultura, obra de Salvador Amaya, en honor a la humanista española nacida en Salamanca en el año 1475. |
Plaza de Villarino y Plazuela de Beata Colomo
Plaza de Villarino y Plazuela de Beata Colomo
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Plaza de Villarino y Plazuela de Beata Colomo Sin perder la referencia de la plaza de San José llegamos al barrio de Villarino, también conocido como Navalcarnero el Viejo o Altos de San José. Situados en la plaza de Villarino, un texto nos recuerda que en su origen este barrio no estaba unido a la villa y tuvo de siempre, según cuentan las crónicas, cierta independencia de ésta, siendo su fundación como aldea, anterior al Navalcarnero actual. En las proximidades de la plaza de Villarino, encontramos un nuevo espacio público, la plazuela de Beata Colomo, de ladrillo visto y con una fuente de granito, recupera el nombre de una calle que existió en el pasado en el mismo lugar y que rendía homenaje a las mujeres religiosas de Navalcarnero a finales del siglo XVI. Si continuamos por la calle de Palencia, antiguamente camino de la Gonzala pues así nos lo recuerda “el testigo” que nos sale al paso, llegaremos a la plaza de los pozos de D. Pedro Hernández, donde diversos elementos nos remontan al pasado, presidiendo la plaza un pozo y en uno de los laterales una cruz testigo de cual “era el termino del egido de Navalcarnero el Viejo”. Por último, una visita obligada y a la vez recomendable es, el parque museo al aire libre de Feliciano Hernández, situado apenas a unos 100 metros de la plaza de Villarino. En este espacio se ubican distintas esculturas al aire libre de este reconocido artista de fama internacional. La visita al parque terminaría en el museo del escultor, aún sin inaugurar.
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Plazuela de la Cruz del Buen Camino y Plazuela del Tío Canor
Plazuela de la Cruz del Buen Camino y Plazuela del Tío Canor
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En la unión de la calle de la Cruz Verde con la calle de los Cárdeñas nace la plazuela de la Cruz del Buen Camino, donde se encuentra la Cruz y fuente de los Cárdenas. Los ladrillos y las piedras de este conjunto nos confirman que fueron recuperados de otros monumentos de Navalcarnero hoy ya desaparecidos. Ambas construcciones, fueron realizadas bajo la dirección de Feliciano Hernández. Desde aquí, la silueta de El Silo se perfila para mostrarnos las peculiaridades de un edificio que se asocia inevitablemente con la actividad agrícola de Navalcarnero y que da nombre al barrio. Durante muchos años este imponente edificio sirvió como almacén de productos agrarios. Su presencia en el casco urbano confiere una especial personalidad al barrio en el que se halla, rememorando además la importante tradición agrícola de esta Villa Real de Navalcarnero. Tradición que aún hoy día se preserva como algo propio que define a esta población castellana y que ha determinado la forma de vida, la gastronomía e incluso la propia cultura de la localidad. No muy lejos, la Plazuela del Tío Canor nos aguarda con su fuente del mismo nombre, donde además se exhibe una de las dos pinturas murales que decoran el barrio, ambas realizadas por Alberto Pirrongelli. Descansando en la cercana calle de Luis Zapata el portón que se conserva en una de las viviendas nos remonta al siglo XVII. |
Plazuela del Cristo y Plaza de Covadonga
Plazuela del Cristo y Plaza de Covadonga
La plazuela del Cristo ha sido históricamente una encrucijada de caminos y del pasado conserva esta particularidad. Adopta la forma triangular para poder dar cabida a las distintas calles que en ella confluyen. En el centro un cristo, esculpido en la cruz de granito custodiado por varios árboles y rosas blancas a modo de guardianes de su imagen. Esta plazuela sirve de entrada al barrio de Covadonga. La bajada por la calle del Río Nalón nos adentra en el estadio de fútbol Mariano González, cuya entrada esta presidida por la figura del primer presidente y fundador del Club Deportivo Artístico Navalcarnero, Carlos Gutiérrez Reig, obra de Ramón Chaparro. Ya en el epicentro del barrio, creado para dar vivienda a los obreros de la antigua Fábrica de Jabón, la plaza de Covadonga nos aguarda tranquila y serena, presidida por una escultura en bronce de la Virgen de Covadonga realizada por Faustino Sanz Herranz. Su arquitectura anticipa un estilo más característico del sur de España, donde sus casas blancas y ordenadas dibujan un barrio distinto de la villa. Una vez aquí, la iglesia de Covadonga recibe al que llega con una imagen propia de los mejores encalados, obra del arquitecto Luis Martínez Feduchi, autor de los proyectos del barrio y de la mencionada fábrica. Construida después de la Guerra Civil, desde 1970 vuelve a recibir culto tras una etapa sin hacerlo. En una de sus fachadas exteriores podemos apreciar un mural de la Virgen de Covadonga, obra del artista Alberto Pirrongelli. |
Plazuela de Fidel Borrajo, Plaza del Pozo Concejo, Plazuela de la Casa de los Pobres y Plaza de Cervantes
Plazuela de Fidel Borrajo, Plaza del Pozo Concejo, Plazuela de la Casa de los Pobres y Plaza de Cervantes
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Plazuela de Fidel Borrajo, Plaza del Pozo Concejo, Plazuela de la Casa de los Pobres y Plaza de Cervantes En la calle del mismo nombre se abre la plazuela de Fidel Borrajo. En ella nos saluda el busto-homenaje dedicado a este músico e ilustre vecino de Navalcarnero que, desde 1942 se convirtió en el padre de las tradiciones más enraizadas, fue él quien las impulsó con esmero durante gran parte de su vida. La bajada de la calle del Pozo Concejo, paralela a una fuente en forma de cascada, desemboca en la Plaza del mismo nombre, donde se ubica una reproducción del Pozo Concejil que existió a mediados del siglo XVIII y tras él, el parque del Pozo Concejo. En este bello parque, se descubre la plaza del Colodro la cual debe su nombre a un antiguo paraje, que el tiempo fue diluyendo y que la memoria histórica se ha encargado de rescatar. De la mano de la calle Ronda del Concejo nos acercamos hasta la plazuela de la Casa de los Pobres. Este pequeño rincón que hoy vemos fue en otro tiempo morada y sirvió de refugio y albergue para los desvalidos. Pero además, descubrimos que el pozo con brocal y la cruz de los Margaritones, reproducen a los que hubo durante mucho tiempo en el barrio de San Roque. Otro lugar para el recogimiento nos lo proporciona, en las proximidades, la ermita de San Roque. Este templo, construido a finales del XVI se ubica en una de las principales entradas al municipio. En los aledaños de la ermita encontramos, la recien creada plazuela de la Fuente de San Roque, donde podremos tomar un descando, una pintura mural realizada por el artista Alberto Pirrongelli y el monumento al Mesonero Mayor de Navalcarnero don Vicente Ruiz Medrano, realizado por el escultor Luis A. Sanguino. Si continuamos por la calle de la Estrella llegaremos hasta la Plaza de Cervantes, situada en el barrio del Olivar, presidida por la escultura en posición sedente de este dramaturgo español, obra del escultor Salvador Amaya. Ádemas, si nos adentramos por las calles de este barrio descubriremos otras esculturas de reconocidos artistas de fama nacional e internacional. |
Plaza V Centenario, Plaza de la Virgen de las Cuevas y Plazuela de Damián Casas
Plaza V Centenario, Plaza de la Virgen de las Cuevas y Plazuela de Damián Casas
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El camino por los orígenes de Navalcarnero nos conduce hasta la plaza del V Centenario, donde el monumento a la fundación nos da la bienvenida. El sonido del agua nos relata el origen de la Villa Real, un comienzo histórico que fue posible gracias al esfuerzo de las mujeres y los hombres que impulsaron el nacimiento del municipio que hoy conocemos. Continuando el camino por los orígenes de Navalcarnero, en una de las fachadas aledañas a la plaza, una espectacular pintura mural, obra de Alberto Pirrongelli, inmortaliza la elección del primer concejo elegido en nuestra Villa en el año 1499. El sonido de la fuente de la plaza del V Centenario se va alejando para acercarnos al sonido de otra fuente situada a pocos metros, donde nos espera una obra ded la escultora Teresa Esteban, “La cueva”. Desde este lugar nos podemos acercar a la plaza de la Virgen de la Cueva, donde encontramos el humilladero que recibe el mismo nombre que la plaza y el pozo de las Nieves, el cual debe su nombre a un posible desaguadero que existió para purgar el agua de la nieve. Frente a la Plaza V Centenario el pasaje de Mariano González se abre paso para acercarnos a un bello espacio creado recientemente, la Plazuela de Damián Casas, llamada así en homenaje a un vecino del lugar. Es en este lugar donde las pinturas murales toman una especial importancia pues encontramos dos impresionantes trampantojos, obra de Alberto Pirrongelli. |