Iglesias y Ermitas |
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La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico-Artístico es el símbolo más notable del municipio. El perfil que dibujan sus torres convierte la localidad de Navalcarnero en un destino inconfundible para el viajero que se acerca a la localidad. Pero la Iglesia Parroquial no es el único edificio religioso con interés de Navalcarnero. Las diferentes ermitas existentes en el municipio conjugan historia y modernidad, y suelen ser el centro de actos populares, religiosos, culturales y festivos de la localidad. |
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción
La Torre Formaba parte de la iglesia vieja, estando adosada en aquel entonces a su ángulo noroeste, con tres de sus lados exentos. Su arranque se halla en la actualidad enmascarado por la capilla central de los pies de la iglesia levantada en 1789. Su estilizada silueta culminada por un esbelto chapitel sigue siendo un punto de referencia en la población, casi un emblema o icono moderno del paisaje urbano que refuerza su personalidad histórica. De planta cuadrada fue construida con ladrillo y cajones de mampostería. Su fuste se divide en cuatro cuerpos separados por impostas de piedra. El más bajo se corresponde al interior con la capilla que en la actualidad sirve de baptisterio (12), un espacio cubierto con una sencilla bóveda de crucería. El segundo, como el anterior, presenta al exterior un muro liso con unas estrechas ventanas en aspillera que apenas dejan pasar la luz. Más arriba se levanta el tercero de los cuerpos, sin duda, el más interesante por su decoración de arquillos entrecruzados, sobre los que se superponen otra línea de arcos ciegos y un friso de ladrillos en esquinilla. Culmina la torre un nivel de campanas abierto en cada lado por dos vanos de rosca rebajada y enmarcados en alfiz. Si se acepta la cronología aproximada de 1520-30 para el comienzo de la iglesia vieja, habría que retrasar el inicio de la construcción de la torre una o dos décadas más. Ello llevaría a considerar que nos encontramos ante un claro ejemplo de pervivencia de un modelo edilicio, el hispano-mudéjar, que en los siglos precedentes había alcanzado un éxito innegable en tierras toledanas. De forma reiterada se ha aludido al parentesco de la torre de Navalcarnero con la que se alza en la iglesia de Santa María de Illescas (Toledo), por la presencia de los citados arquillos entrecruzados que decoran uno de los cuerpos de esta última. Pero no se ha reparado en las diferencias estructurales, decorativas y cronológicas que las separan y hacen imposible esta relación. La torre se cubre con un bello chapitel trazado en 1656 por el jesuita H. Francisco Bautista. Se asienta sobre una potente cornisa de piedra construida para la ocasión.
Ha llegado a nuestros días muy modificada por una intervención de los años sesenta del siglo XX. Fue construida en 1789 por el arquitecto Ignacio Haan en el contexto de un ambicioso proyecto de ampliación de la naves laterales de la iglesia. El resultado fue una sencilla portada de ladrillo (16) que en su momento estuvo decorada por unas volutas jónicas y una inscripción que recorría su friso, hoy desaparecidas. El escudo real de Carlos III que remata el frontón fue tallado en 1770 por el escultor Ventura Pérez de los Ríos. En origen este espacio (7) fue concebido como segunda sacristía de la nueva iglesia construida a partir de 1580 y de la que sólo se construiría su cabecera. En 1647 fue vendido al platero Pedro de Buitrago, natural de Navalcarnero, quien lo convertiría en su capilla particular. Para ello mandaría fabricar una cripta de enterramiento y un retablo que pondría bajo la advocación de San Pedro. Desde entonces la capilla sufriría varias transformaciones que han borrado casi todas las huellas de su esplendoroso pasado.
En el hueco de la ventana se halla una escultura orante de un personaje ataviado según la moda de los reinados de Felipe II o Felipe III, por lo tanto Escultura San José oranteanterior a Pedro Buitrago. Se desconoce su identidad pero todo apunta a que se trata de un bulto escultórico proveniente de otro templo de Navalcarnero, tal vez de alguna de sus ermitas.
En origen las viejas sacristías se situaron a ambos lados de la capilla mayor. Queda dicho que la del lado del Evangelio (7) fue vendida como capilla particular al platero Buitrago. Su compañera de la Epístola (8) contaba con una escalera de caracol que daba acceso a una pequeña oficina situada en la parte alta que servía de archivo y contaduría. En 1789 se construyó la nueva sacristía (14) como continuación de la vieja. En su interior se pueden contemplar algunos cuadros de interés, como una Inmaculada de finales del siglo XVIII y una Virgen de la Leche. En el despacho parroquial (15) se conserva el archivo histórico. El sistema abovedado que cubre la nave central (1) de la iglesia fue construido en torno a 1720 por el maestro de obras Tomás de Talavera. Una solución estructural modesta que solamente destaca por los tres recuadros decorados con pintura mural. Es muy probable que fueran pintados por Antonio Palomino (1655-1726), quien en 1724 solicitó permiso en la Corte para trasladarse a Navalcarnero.
El estilo de la Natividad y la Anunciación confirman en buena medida esta hipótesis. En cambio, la Epifanía sufrió una importante restauración tras el hundimiento de una parte de esta bóveda a finales del siglo XIX. |
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Datos de interésDatos de interés
La Capilla de la VirgenLa Capilla de la Virgen
Los RetablosLos retablos de la iglesia parroquial
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Iglesia de San Pedro
Iglesia de San Pedro
VER INFORME DE ACCESIBILIDAD TUR4ALL
La Iglesia de San Pedro fue inaugurada en noviembre 2014.
El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo.
Mateo 16:15-19
Estos pasajes del Evangelio son lo que inspiran las extraordinarias policromías e iconografías que colman paredes y techos de la iglesia de San Pedro, que ya le ha valido el sobrenombre de “Capilla Sixtina de Navalcarnero” debido a la espectacularidad de su pintura mural.
Los pinceles del insigne maestro Pirrongelli han convertido este espacio en una verdadera joya pictórica, que hará las delicias del público que acceda a visitarlo.
Centenares de personajes pueblan las escenas representadas en el interior del templo, en donde destaca la cúpula, que muestra la Gloria y la Santísima Trinidad, así como a numerosos personajes bíblicos.
Estos personajes también se han trasladado a la zona del altar y el retablo, envolviendo a la talla del santo que lo preside.
El techo sobre el altar está dedicado a la fe, la cual se ha representado en forma femenina.
En el lado opuesto, es la Virgen la que cobra protagonismo, con cuatro temas dedicados a esta figura, con claras reminiscencias de las obras de Murillo.
También ahí se sitúa la escenificación de la pesca milagrosa, inspirada en un mosaico siciliano del siglo IV.
La entrega de las llaves del cielo es una escena que se repite en dos ocasiones, trasladada incluso a las vidrieras, que el artista ha pintado a mano.
No falta tampoco el guiño a Navalcarnero, con un trampantojo de una falsa ventana desde la que se ven las torres de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Por otra parte, están presentes también los siete sacramentos, el Vía Crucis y otros temas libres.
Pirrongelli se ha basado sobre todo en obras de grandes maestros y, a partir de ellos, ha realizado composiciones propias. Principalmente, se ha inspirado en Poussin, el maestro del Barroco francés, aunque también ha tomado ideas de Murillo y Rubens.
De ahí lo atractivo de este lugar, en el que es difícil no quedar anonadado y extasiado por la belleza de estas pinturas.
Además la iglesia dispone de un carillón, con 7 melodías diferentes. Se pueden escuchar todos los sábados y domingos a las 13 horas.
VISITAS: Consultar con la Oficina de Turismo 918101141/42.
Ermita de la Cofradía de Ntro. Hermano Jesús Cautivo del Amor
Ermita de la Cofradía de Ntro. Hermano Jesús Cautivo del Amor
Ermita de San Cosme y San Damián
Ermita de San Cosme y San Damián
La ermita de San Cosme y San Damián probablemente se trate de la ermita más antigua de Navalcarnero, cuya existencia se remonta, por lo menos, al año 1573. Su culto y mantenimiento estuvo a cargo de la cofradía del mismo nombre, que se dedicaba a la curación de pobres enfermos. En 1792 sufrió una primera reedificación pagada con las limosnas de los vecinos. La desaparición de la cofradía pocos años después acabaría provocando la decadencia y el deterioro del viejo templo, hasta que en 1882 el concejo decidió trasladar a este lugar el Hospital de San Pedro.
En el año 2003 el edificio ha sido rehabilitado, habiendo recuperado su antiguo uso como ermita. Una pequeña capilla dedicada a San Pedro y adosada a la ermita rememora la presencia hasta no hace muchos años del citado hospital. |
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Ermita de San Isidro
Ermita de San Isidro
La ermita de San Isidro de construcción reciente, se dedica al Patrón de los agricultores, cuyo culto en nuestra villa es relativamente reciente, de la segunda mitad del siglo XIX. Hasta principios de los años setenta del siglo XX las fiestas en honor al Santo se celebraban en un pequeño recinto sagrado ubicado en la finca particular de doña Patrocinia Sañudo Blanco.
A finales de 1972 se terminó de construir el nuevo templo en las inmediaciones del pozo de la “Noria”, con las aportaciones de la agrupación agraria y ganadera, la corporación local y varios particulares. Hoy se encuentra en la pradera que lleva el mismo nombre, donde se celebra todos los años la festividad de San Isidro el día 15 de mayo. |
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Ermita de San Roque
Ermita de San Roque
La ermita de San Roque, fundada por el caballero de la orden de Santiago D. Francisco de Lara se sitúa a finales del siglo XVI, según una antigua lápida que coronaba su portada. La elección de su advocación debió de estar relacionado con alguna de las pestes que asolaron la región en esa época. A mediados del siglo XIX, el pintor de Cámara de Carlos IV y Fernando VII, Juan Antonio de Ribera (1779-1860), se hizo con la propiedad del pequeño templo. Lo reparó y embelleció con cuadros salidos de su mano y de su hijo, el también pintor Carlos Luis de Ribera (1815-1891). En 1900 los herederos del pintor cedieron la propiedad de la ermita al ayuntamiento de Navalcarnero. La última reconstrucción se realizó entre los años 1998 y 2000 por la Escuela-Taller del municipio. |
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Ermita de San Juan Bautista (Capilla del cementerio parroquial)
Ermita de San Juan Bautista (Capilla del cementerio parroquial)
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La ermita de San Juan Bautista. Este modesto templo ha conocido en sus más de 400 años de historia tres etapas bien diferenciadas. La primera tuvo su origen en una reunión del concejo de 1589, en la que el vecino Juan Bermejo solicitó el permiso para iniciar la construcción de una ermita que debió de terminarse un año después. Se levantó en el Norte de la población, a la vera del camino que conducía a Brunete y Segovia, bajo la advocación de San Juan Bautista. Pronto la tradición agraria hizo de esta ermita un lugar señalado y de ferviente devoción. Todos los años, el primer domingo de mayo, los vecinos se reunían para asistir a la bendición de los campos. Los rebaños de ovejas también recibían la suya en la pradera más cercana. La construcción llegó a mediados del siglo XVIII en mal estado de conservación. Tras un largo pleito entre los partidarios de levantar una nueva ermita en el mismo lugar o en otro más céntrico de la población, se decidió reconstruirla sobre sus cimientos quinientistas. La nueva ermita se bendijo el 4 de diciembre de 1747. La última etapa se inició en 1829, cuando la ermita se convirtió en capilla del cementerio parroquial que pronto se levantaría en su lado Norte. Desde entonces ha sufrido un lento pero inexorable proceso de desgaste de su personalidad original en beneficio de esta nueva función. El recinto funerario y con él su capilla hubo de adaptarse a las sucesivas leyes estatales que a lo largo del siglo XIX velaron por el perfecto funcionamiento de los camposantos, en la mayoría de los casos apelando a la Salud Pública. Una importante rehabilitación llevada a cabo en el año 2005-2006 ha devuelto a la ermita su antiguo esplendor. Se ha liberado su espacio interior de las particiones decimonónicas que impedían contemplar su única nave; y se ha recuperado la primitiva advocación del templo, San Juan Bautista. La capilla mayor esta presidida por un retablo de la segunda mitad del siglo XVII. En su hornacina central un óleo de San Juan Bautista, de buena factura, que puede fecharse en los primeros años del Seiscientos. Un “Cristo en la Cruz”, copia del pintor Alberto Pirrongelli, decora el ático. Son también muy interesantes los cuadros del crucero: un “Bautismo de Cristo”, de escuela madrileña del siglo XVII; y un “San Juanito”, de gran calidad, obra granadina de finales del mismo siglo. Los cuadros de la nave son copias de obras maestras de la pintura española realizadas por Pirrongelli. |
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Iglesia de Nuestra Señora de Covadonga
Iglesia de Nuestra Señora de Covadonga
La Iglesia Nuestra Señora de Covadonga sirve de núcleo central y referencia a la plaza y barrio que toma su nombre. Un complejo urbanístico creado al calor de la desaparecida Fábrica de Jabón por el industrial asturiano Alfonso Álvarez. El 21 de octubre de 1941 decidió construir un barrio para los obreros de su empresa, con la colaboración de la Obra Sindical del Hogar, que se llamaría de Nuestra Señora de Covadonga. El autor del proyecto fue el arquitecto Luis M. Feduchi (1901-1975), quien ideó unas unidades de vivienda social situadas en el paraje conocido como Vereda de la Crispina, a pocos metros de la puerta de la Fábrica. En 1944 se aprobó el presupuesto para construir la iglesia de Covadonga, según el proyecto del citado Feduchi. Un templo sencillo, de una sola nave con sacristía y torre, pero perfectamente integrado en la arquitectura blanca del barrio obrero gracias al empleo de dos pórticos arqueados muy parecidos a los que se abren en las viviendas. Después de muchos años de abandono, en 1970 se reabrió al culto, convirtiéndose a partir de entonces en uno de los lugares más queridos para los habitantes del barrio. |
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Iglesia de San José
Iglesia de San José
El origen: la ermita La primitiva ermita de San José se levantó en el lugar donde se erige la actual, dando nombre al barrio que le rodea. Su historia documentada se inicia con el testamento otorgado el 31 de julio de 1657 por Gaspar Díaz de Fuenlabrada (1621-1657). Este vecino de Navalcarnero quiso honrar su devoción a San José con un legado de 1.000 reales que se emplearía en la fabricación de una escultura del santo que se situaría en el humilladero de la Cruz de Aparicio. Éste fue el punto de partida para la construcción de la ermita que sería bendecida en 1668. Este edificio se componía de una única nave, un falso crucero y un ábside semicircular. Destacaba la silueta de un potente chapitel barroco que se erigía sobre el citado crucero. Aunque se desconoce el autor de la traza de este edificio, es muy probable que fuera levantado por el arquitecto jesuita H. Francisco Bautista, quien en aquellas fechas se le documenta en Navalcarnero trazando el chapitel de la torre de la iglesia parroquial. En 1683 se constata por primera vez la existencia de la cofradía de San José que se encargaba del mantenimiento, conservación y mejora de este templo. En esta tarea siempre estuvo apoyada por el concejo que le cedía la explotación de tierras comunales con cuyos frutos se pagaban parte de sus actividades. En las últimas décadas del siglo XVII y primeros años del XVIII se completaron las decoraciones de la ermita y otras partes de su arquitectura. La cofradía afrontó los gastos de construcción del campanario, el torreón que contenía su escalera de subida (1683) y la tribuna (1692). En 1684 se contrató la ejecución del retablo mayor con el maestro de arquitectura Andrés Antonio González. La iglesia El crecimiento demográfico de Navalcarnero fue el motivo para que un grupo de vecinos encabezado por el clérigo don Agustín de Fuenlabrada y el conde de Haro solicitaran al concejo que la ermita de San José se erigiera como segunda parroquia de la villa. Fue el inicio de un largo pleito entre los partidarios y detractores de esta medida. Estos últimos –dirigidos por los jesuitas del Colegio— se opusieron a la citada creación porque iba en contra de sus intereses económicos ya que hubiera supuesto la desmembración de las rentas que disfrutaba la iglesia de la Asunción. Sea como fuere, el pleito se extendió desde 1736 hasta, por lo menos, 1740. Se desconoce cuál fue el final del mismo pero el caso es que la ermita de San José nunca se convertiría en la segunda parroquia del lugar. Sin embargo, el interés de sus partidarios hizo que en esas primeras décadas del siglo XVIII el templo se engrandeciera con nuevas aportaciones: un órgano procedente de la parroquia, una nueva portada de piedra y dos retablos para el crucero. Se puede decir que a mediados de la citada centuria San José se había convertido en una iglesia con características notables. La decadencia. A mediados del siglo XIX las inmediaciones de la iglesia de San José y el barrio en general conocieron un nuevo impulso gracias a la construcción de una fuente pública. Fue inaugurada el 24 de febrero de 1858 con el aplauso general del vecindario que vio resuelto temporalmente el problema de la escasez de agua que amenazaba con limitar el desarrollo de la villa. En 1877 se acometió una importante reforma en la iglesia dirigida por el arquitecto diocesano Enrique María de Repullés y Vargas que permitió que llegara en aceptable estado a la Guerra Civil. Pero las consecuencias de esta contienda y el posterior abandono de su cuidado hicieron que terminara por desaparecer pocos años después. El nuevo San José. En año 2008 el ayuntamiento de Navalcarnero llevó a cabo la reconstrucción de la vieja iglesia de San José, según el proyecto del arquitecto Raimundo Estepa. Desaparecida la práctica totalidad de su arquitectura, a excepción de los cimientos, el nuevo diseño trató de recrear lo más fielmente posible la imagen histórica de este templo con la ayuda de los testimonios gráficos de la época (siglo XX) y de una planta de 1877 firmada por el arquitecto Repullés y Vargas. La recuperación giró alrededor de los tres elementos principales que la definían: el ábside circular, el chapitel y la portada de piedra que servía de ingreso principal a San José. |
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Ermita de la Veracruz
Ermita de la Veracruz
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VER INFORME DE ACCESIBILIDAD TUR4ALL La cofradía de la Veracruz. Debió de nacer a finales del siglo XVI al amparo de las disposiciones del Concilio de Trento que favorecieron el culto de la Pasión de Cristo. Los cofrades se encargaban de organizar la procesión de Jueves Santo en la que se sacaban por las calles de la villa un conjunto de esculturas pasionales. En 1652 la cofradía adquirió un Cristo yacente de escultura, obra atribuida al imaginero madrileño Juan Sánchez Barba (1602-1673). La imagen sería protagonista de la procesión del Viernes Santo que se celebraría por primera vez en la villa el 29 de marzo de ese mismo año. Su organización provocó una profunda transformación de la estructura asociativa de la cofradía que, tras la aprobación de sus nuevas ordenanzas por el Arzobispado de Toledo, pasó a denominarse “de la Santa Vera Cruz y Entierro de Cristo”. La ermita. Se comenzó a construir en 1611 en un solar cedido por el concejo de Navalcarnero y se terminó en sus partes fundamentales en 1624 gracias a las limosnas aportadas por los cofrades. A partir de 1635 se le añadió una sacristía en su lado Sur gracias a una nueva donación de terrenos realizada por la corporación municipal; y en 1652, en el mismo lado, una capilla dedicada al Santísimo Cristo. Por aquel entonces era un modesto edificio de una sola nave construido en ladrillo y cubierto por una armadura de madera, en cuyo interior se veneraban las imágenes procesionales que recordaban el martirio de Jesucristo: una Virgen de la Soledad, un Cristo atado a la columna, un Cristo con la Cruz a Cuestas, un Cristo Crucificado y el Cristo yacente. Es muy probable que ya en el siglo XVII se decoraran los muros con pinturas murales. La reforma barroca (ppios. siglo XVIII). Con el paso de los años el culto a la Virgen de la Soledad alcanzó gran fuerza entre los vecinos de Navalcarnero. Al calor de esta devoción en las primeras décadas del Setecientos la ermita sufriría una importante remodelación interior. Su vieja armadura quedó oculta por un techo encamonado que en la capilla mayor se abría en una bóveda de paños poligonales. Sirvió de soporte para una nueva decoración barroca que se completaría con la construcción de un nuevo retablo de columnas salomónicas. En su nicho principal se colocó la Virgen de la Soledad y a sus pies, encastrada en el pedestal, la urna con el Cristo yacente. Hacia 1728 se creó la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad encargada del culto y mantenimiento de su imagen. El templo restaurado. La ermita ha llegado a nuestros días muy transformada y deteriorada por el paso de los años, por la desidia decimonónica y por las destrucciones de la Guerra Civil. A principios de los años 2000 se llevó a cabo una profunda campaña de restauración financiada por el ayuntamiento de Navalcarnero y la Comunidad Autónoma de Madrid. Los primeros resultados no se hicieron esperar. Fue restaurado un ciclo pictórico sobre la Pasión de Cristo que decoraba la cabecera del templo y que servía de complemento iconográfico al retablo de la Soledad. Se compone de una Piedad con el Cristo muerto, un Calvario con Jesús y los ladrones y tres parejas de ángeles que sostienen los símbolos marianos. En los lunetos que recorren la nave quedan restos de unos ángeles sosteniendo los símbolos de la Pasión. El conjunto se completa con llamativas yeserías con motivos vegetales, racimos de uvas y granadas. De las esculturas procesionales sólo ha llegado a nuestros días el Cristo muerto de Sánchez Barba y el retablo de la Soledad, aunque sin la imagen original que le daba nombre. Mención especial en la Categoría de Conservación. Premios Europa Nostra. Inaugurada en abril 2008.
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Ermita de Santa Águeda
Ermita de Santa Águeda
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VER INFORME DE ACCESIBILIDAD TUR4ALL Entrar en la ermita de Santa Águeda es adentrarse en un lugar singular donde arte y devoción se aúnan para dejar al visitante perplejo ante tanta belleza. La advocación de esta ermita está dedicada a Ágata de Catania o lo que es lo mismo, Santa Águeda, patrona de las mujeres de Castilla y de las enfermeras. Para comprender el significado de las pinturas, realizadas por el gran artista Alberto Pirrongelli, que decoran paredes y techos, es necesario conocer los momentos más importantes de la vida de la Santa. Para pintar la ermita, Pirrongelli se ha basado en cuadros de grandes maestros y, a partir de ellos, ha realizado composiciones propias. La pintura del templo La bóveda de la nave del altar está dedicada a la exaltación de la Cruz y en su base aparecen los Apóstoles. En las cuatro pechinas de la bóveda están ilustrados los cuatro evangelistas con su simbología: Mateo con el ángel, Lucas con el toro, Marcos con el león y Juan con el águila. En los ángulos de los arcos están representadas diversas escenas que ilustran a la Santa con la palma del martirio, a San Pedro curando sus heridas y aluden a la maternidad y a la fertibilidad, es decir, a las Fiestas Matronales de la Roma antigua. En la pared del fondo se halla una escultura de Santa Águeda, obra del artista Salvador Amaya, con distintos personajes arrodillados frente a ella. Tras ella, una pintura le representa elevándose al cielo y enlaza con la bóveda dedicada a la exaltación de la Cruz. Esta escena se desarrolla en el atrio de una mansión de la época donde se ve a familiares y miembros de la sociedad. La pared de la derecha está dedicada al martirio de la Santa, con la espada, basada en la bora de Tiépolo. En la de la izquierda figura también el martirio, aunque en este caso, con tenazas y está basado en Sebastiano del Piombo. La bóveda de la primera nave se inicia desde la puerta de la calle con una escena del triunfo del bien sobre el mal, representada por el Arcángel venciendo al Demonio. En la parte central está la coronación de la Virgen, venciendo al Demonio. En la parte central está la coronación de la Virgen, observada por distintos personajes sentados o de pie sobre la cornisa y la balaustrada: mendigos, guerreros, santos, clérigos, labradores, enfermeras y mujeres, ya que Santa Águeda es protectora de las mujeres y patrona de la enfermeras. En este sentido, una de las mujeres, levanta en sus manos la bandera de Castilla, símbolo también de su patronazgo. Por último, antes de llegar al arco, la última escena de la bóveda, representa la entronización de la Santa y está basada en el fresco que hay en la catedral de Santa Águeda en Catania. Los dos cuadros de las paredes inmediatas a la columnas del arco y a las escaleras, representan a la Mártir en dos versiones, una con la palma del martirio y la otra con la bandeja y los pechos en ella. A continuación hay una pintura del Banquete de Leví, basada en un cuadro de Veronés, que por su riqueza y ornamentación con la humildad de la de enfrente que representa el Lavatorio de Pies de Cristo a sus Apóstoles y está basada en una de Tintoretto. Le sigue una escena de la Huida a Egipto de la Sagrada Familia, inspirada en Bassano, enfrentada a La Anunciación de Da Vinci. Para finalizar, las obras que se encuentran junto a la entrada representan la presentación de la Virgen en el templo, basa en Tintoretto y la Adoración de los Magos, en Bautista Maíno. |
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