Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción |
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La Torre Formaba parte de la iglesia vieja, estando adosada en aquel entonces a su ángulo noroeste, con tres de sus lados exentos. Su arranque se halla en la actualidad enmascarado por la capilla central de los pies de la iglesia levantada en 1789. Su estilizada silueta culminada por un esbelto chapitel sigue siendo un punto de referencia en la población, casi un emblema o icono moderno del paisaje urbano que refuerza su personalidad histórica. De planta cuadrada fue construida con ladrillo y cajones de mampostería. Su fuste se divide en cuatro cuerpos separados por impostas de piedra. El más bajo se corresponde al interior con la capilla que en la actualidad sirve de baptisterio (12), un espacio cubierto con una sencilla bóveda de crucería. El segundo, como el anterior, presenta al exterior un muro liso con unas estrechas ventanas en aspillera que apenas dejan pasar la luz. Más arriba se levanta el tercero de los cuerpos, sin duda, el más interesante por su decoración de arquillos entrecruzados, sobre los que se superponen otra línea de arcos ciegos y un friso de ladrillos en esquinilla. Culmina la torre un nivel de campanas abierto en cada lado por dos vanos de rosca rebajada y enmarcados en alfiz. Si se acepta la cronología aproximada de 1520-30 para el comienzo de la iglesia vieja, habría que retrasar el inicio de la construcción de la torre una o dos décadas más. Ello llevaría a considerar que nos encontramos ante un claro ejemplo de pervivencia de un modelo edilicio, el hispano-mudéjar, que en los siglos precedentes había alcanzado un éxito innegable en tierras toledanas. De forma reiterada se ha aludido al parentesco de la torre de Navalcarnero con la que se alza en la iglesia de Santa María de Illescas (Toledo), por la presencia de los citados arquillos entrecruzados que decoran uno de los cuerpos de esta última. Pero no se ha reparado en las diferencias estructurales, decorativas y cronológicas que las separan y hacen imposible esta relación. La torre se cubre con un bello chapitel trazado en 1656 por el jesuita H. Francisco Bautista. Se asienta sobre una potente cornisa de piedra construida para la ocasión.
Ha llegado a nuestros días muy modificada por una intervención de los años sesenta del siglo XX. Fue construida en 1789 por el arquitecto Ignacio Haan en el contexto de un ambicioso proyecto de ampliación de la naves laterales de la iglesia. El resultado fue una sencilla portada de ladrillo (16) que en su momento estuvo decorada por unas volutas jónicas y una inscripción que recorría su friso, hoy desaparecidas. El escudo real de Carlos III que remata el frontón fue tallado en 1770 por el escultor Ventura Pérez de los Ríos. En origen este espacio (7) fue concebido como segunda sacristía de la nueva iglesia construida a partir de 1580 y de la que sólo se construiría su cabecera. En 1647 fue vendido al platero Pedro de Buitrago, natural de Navalcarnero, quien lo convertiría en su capilla particular. Para ello mandaría fabricar una cripta de enterramiento y un retablo que pondría bajo la advocación de San Pedro. Desde entonces la capilla sufriría varias transformaciones que han borrado casi todas las huellas de su esplendoroso pasado.
En el hueco de la ventana se halla una escultura orante de un personaje ataviado según la moda de los reinados de Felipe II o Felipe III, por lo tanto Escultura San José oranteanterior a Pedro Buitrago. Se desconoce su identidad pero todo apunta a que se trata de un bulto escultórico proveniente de otro templo de Navalcarnero, tal vez de alguna de sus ermitas.
En origen las viejas sacristías se situaron a ambos lados de la capilla mayor. Queda dicho que la del lado del Evangelio (7) fue vendida como capilla particular al platero Buitrago. Su compañera de la Epístola (8) contaba con una escalera de caracol que daba acceso a una pequeña oficina situada en la parte alta que servía de archivo y contaduría. En 1789 se construyó la nueva sacristía (14) como continuación de la vieja. En su interior se pueden contemplar algunos cuadros de interés, como una Inmaculada de finales del siglo XVIII y una Virgen de la Leche. En el despacho parroquial (15) se conserva el archivo histórico. El sistema abovedado que cubre la nave central (1) de la iglesia fue construido en torno a 1720 por el maestro de obras Tomás de Talavera. Una solución estructural modesta que solamente destaca por los tres recuadros decorados con pintura mural. Es muy probable que fueran pintados por Antonio Palomino (1655-1726), quien en 1724 solicitó permiso en la Corte para trasladarse a Navalcarnero.
El estilo de la Natividad y la Anunciación confirman en buena medida esta hipótesis. En cambio, la Epifanía sufrió una importante restauración tras el hundimiento de una parte de esta bóveda a finales del siglo XIX. |
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Datos de interésDatos de interés
La Capilla de la VirgenLa Capilla de la Virgen
Los RetablosLos retablos de la iglesia parroquial
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